I BIENAL LACHNER & SAÉNZ: Serpientes sobre la Bienal

I Bienal Lachner y Sáenz. 69 obras seleccionadas por el jurado internacional. Plaza de la Cultura, Banco Central de Costa Rica, san José, Costa Rica. Del 12 de enero, al 1 de marzo, 1984, de lunes a domingo.

El otorgamiento del premio único de la I Bienal Lachner y Saenz, a una autora desconocida, Lil Mena Gutierrez (San José, n. 1955) y una técnica textil irrespetada localmente, el Batik, cayeron como “baño de agua fría” sobre las orgullosas cabezas de los artistas locales.

Sabemos de buena fuente que la joven Lil Mena no pensaba en participar y que aún más alimentaba el temor – por no haber concursado nunca – de que su trabajo no fuera admitido. Pero, no solo fue aceptada, sino que conquistó el primer lugar.

Hubo quien comentó la noche de la premiación, 12 de enero, en el segundo nivel de la plaza de la cultura, que ahora “haría macramé” para la próxima bienal. Otro comentó que batik no es pintura y una directora de una escuela de artes plásticas, se atrevió a decir que cada tres días se producía una obra como la de Lil Mena en los talleres académicos.

Todas son frases producidas por la ofuscación, la vanidad herida, y el hecho fundamental de que Lil Mena no solo no forma parte de la tertulia de los plásticos costarricenses, sino que además abandonó la formación académica a poco de estudiar en la Universidad de Costa Rica por la deficiente calidad de una escuela que forma bachilleres y licenciados, no artistas.

En todo caso, Mena se convirtió muy a su pesar, en la víctima de su propio talento, en el fruto prohibido, que las serpientes tratan de destruir mediante la maledicencia y el chisme. Con excepción del pintor Cesar Valverde y el comentarista vinculado a la Colección de la Corporación L&S, Carlos Francisco Echeverría, nadie más ha fundamentado públicamente con criterio su lectura y/o su discrepancia.

Creo, que muchos ignoran el arduo, paciente y audaz proceso que implica la elaboración de un batik no decorativo, tanto que los hombres que han intentado trabajar la técnica renuncian al poco tiempo.

Se trabaja con un material traicionero, tintes que manchan los diseños preelaborados, ceras que no separan eficientemente los colones, riesgo que, sin embargo, asumió la artista costarricense, Lil Mena, y por lo que fue reconocida por un jurado internacional.

Hölderlin, el célebre poeta alemán, decía que “basta recibir un premio para darlo por vano” El premio es solo un reconocimiento, un paso en la carrera, no un camino pues las veredas son muchas. 

Otros autores plásticos locales, más modestos en oficio y concepto, se han perdido en ellas, envaneciéndose de ser considerados artistas, tal visión narcisista los ha convertido en “estatuas de sal” por siempre descansar en sus méritos pasados.

"El tronco", 1983. Batik. 1,70 X 1,10 cm. LIL MENA GUTIERREZ. Colección L&S. Foto: JCFZ

LA SOLUCIÓN POÉTICA DE MENA

Se debe admitir que el otorgamiento del premio único en un certamen de pintura a una artista por una obra pictórica pero realizada en una técnica artesanal, no académica, fue insólita en el contexto continental. Por eso, estamos ante decisión de un jurado que se destaca tanto por actuar con imparcialidad en su juicio ante todos los participantes, y que provoca una ruptura con la tradición  y expectativas locales. Una ruptura que representa más oportunidad que amenaza para los artista y los medios expresivos, ya que lo que no enfatiza el  oficio o técnica tanto como la solución plástica.

Como escribió la jurado y crítica de arte Raquel Tibol en la Revista Proceso de México, "Los planos de contornos blandos y teñidos de vivos colores se anudan de manera tal que lo figurado no se define de manera precisa en lo vegetal y transcurre como un  cuerpo que se moviera en el paisaje, en una danza suavemente sensual" (Revista Proceso No 377, enero 1984).

Para Tibol como para este crítico Lil Mena no dice sino que alude en su composición no tradicional. Es una obra, no obstante, profundamente poética.  Convincente y honesta en su intencionalidad conceptual atisba en lo erótico sin abusar de esto en su solución.

LECCIONES QUE DEJA LA BIENAL

Dos lecciones podemos aprender de esta bienal y sus resultados.

Primero, la calidad plástica nacional sigue siendo muy limitada porque nuestros horizontes están cercados por la cordillera central. De hechos muchos jóvenes creativos ignoran lo básicos sobre diseño, concepto plástico, técnica y ni que decir de la historia y la crítica de arte.

No obstante, son incapaces de ejercer sobre su propio quehacer una evaluación integra. Los consejos de amigos y colegas los llevan a exponer públicamente, y la ignorancia de nuestras autoridades en arte a obtener premios que no merecen.

Una segunda lección consiste en que hemos limitado nuestro concepto de pintura al óleo, la acuarela, y el acrílico, ignorando técnicas artesanales originalmente, pero en las que hay uso del pincel y el medio pictórico.

Los pigmentos de los batiks de Lil Mena son los mismos del de las técnicas de la pintura al óleo y la acuarela. Su composición y empleo del color como forma fue lo más audaz en el contexto de la I Bienal L&S que permanece en exhibición en la Plaza de la Cultura.

Sabemos que es una voz creativa cuya expresión es aun incompleta, pero su camino está trazado por un talento evidente. Tiene piernas para caminar y brazos para trabajar. Su cabeza está llena de ideas alborotadoras y tentadoras como la imaginación misma, pero goza de la disciplina profesional para control “el fuego” cuya ausencia en el arte costarricense tanto critica Manuel de la Cruz González.

ARTE TOTAL

No debemos olvidar que el jurado integrado por el intelectual costarricense Guido Saenz, la crítica de arte argentino-mexicana, Raquel Tibol y la curadora y artista salvadoreña, Julia Díaz ha reconocido el revitalizado concepto de “arte total” desarrollado por el movimiento de la Bauhaus y sus maestros Moholy Nagy, Vassily Kandinsky, Paul Klee y Walter Gropius.

Concepciones totalizantes presuponen la comunidad y cooperación activa de todos los artistas. En ninguna otra parte se vio esto con más claridad que en los talleres medievales o el Bauhaus, que retomó ese modelo.

Desde su disolución, el Bauhaus y sus ideas de comunidad creativa han sido malinterpretados. En costa Rica cuando menos ignorados. 

Nuestros muros, techos, fachadas de edificios públicos, privados, industriales no han sido atacados por la plástica.  Es más fácil, cómodo y anodino, seguir agrediendo el papel o la tela en la tenue luz del hogar o en el estudio, por lo general lejos de la ciudad donde la realidad nos llama para que la cambiemos.

La lección principal que nos dejan Lil Mena y la I Bienal L&S es justamente esa, no podemos reclamar nuestro sitio en este mundo, sino tenemos nada que aportar.

Lil Mena lo tiene y por eso fue distinguida con el premio único.  Creo que el galardón no se le irá a la cabeza – la hostilidad del serpentario local ayudará - y tendremos audacia, color y diseño de calidad en batik para mucho tiempo.


Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA

Fuente: Revista Realidad, Año 1, No 4, pp. 35-36. Publicado el sábado 18 de febrero, 1984. Revisado por el autor el 13 de octubre, 2020.

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