ANTONIO GRASS: Identidad y Diseño
Exposición
de investigaciones en diseño prehispánico, de Antonio Grass (Colombia, n.
1937). 59 paneles con 89 tintas en blanco y negro de las series publicadas en
los libros: “Rostros del pasado”, “Animales mitológicos”, “La marca mágica” y
“Diseño precolombino”. Espacio Jorge Debravo. Del 17 abril al 14 de mayo, 1986,
de martes a domingo.
Es frecuente que diseñadores como
Antonio Grass, se ocupen de investigar el pasado de sociedades precolombinas,
con el fin de recuperar principios, motivos, símbolos y signos que ampliaban la
actitud estética de objetos de uso práctico, como sellos imperiales, cerámicas
para comer y beber, máscaras rituales y retratos, así como piedras para moler o
sacrificar.
Grass se ocupa de testimoniar, en dos
dimensiones, diseños principalmente para objetos tridimensionales.
El interés de Grass parece ser más
comercial que artístico, no obstante expresa el diseño de los signos
precolombinos que han permanecido intactos, pero sin los significados que
tenían para los aborígenes anteriores al siglo XV, y que casi han desaparecido
con las culturas que los crearon.
Por otra parte, Grass y sus
apologistas, según el catálogo de su muestra, pretenden recuperar y afirmar un
concepto plástico latinoamericano y plural, según la diversidad de culturas precolombinas
descubiertas en Colombia, que le permiten proyectar su obra.
Se autodefine como un ”buscador de identidad cultural” y
sostiene que “lo que América necesita es
la estructuración de lenguajes propios y no el montaje de espectáculos ajenos”.
Por ello, emparenta su quehacer con el
llamado “arte de resistencia”
postulado por la extinta crítica Marta Traba, que pretende, a partir de la
diferenciación como “arte
latinoamericano”, oponerse a la penetración cultural imperialista.
"Rostros del pasado", 1982. Antonio Grass. Tinta/papel. Foto: CCACR
A este efecto, se vale Grass, en su “búsqueda de identidad”, de
representaciones casi literales de motivos prehispánicos originarios de
culturas colombianas, como los taironas, tumacos, quimbayas, sinues, calimas y muiscas. En lugar de indagar, profundizar, en los conceptos artístico-culturales
de esos grupos aborígenes a través del geometrismo de sus creaciones, de su
respectivo sentido de la composición y el color, de su conocimiento y
sensibilidad plásticos, se limita a señalar, eliminando detalles que considera
accesorios, para luego darlos a conocer como producto de una indagatoria
personal como diseñador o pintor.
Grass, por no profundizar, carece de
la fundamentación estética del aborigen.
NEGACIÓN
Grass olvida en su afán de señalar y
reflejar lo precolombino, que su “búsqueda
de identidad” niega la universalidad y autenticidad del arte que como tal
puede ser entendido y disfrutado en todos los rincones de la Tierra, y al cual
contribuye el artista auténtico desde su dimensión local en un mundo
globalizado.
No se puede buscar la identidad, ya
que está dentro de cada uno. Quienes intentan descubrirla no deben estar muy
seguros de ellos mismos y, por ende, tienen a utilizar las experiencias de todo
(el arte precolombino, por ejemplo) sin aportar gran cosa a cambio.
La línea de trabajo del autor colombiano
se identifica con el fallido muralismo mexicano que terminó siendo un aporte
principalmente narrativo y técnico (perfeccionamiento del acrílico), pero no
creativo.
El arte no surge del plagio, de
señalar lo precolombino. El arte demanda una profundización ideativa, ya sea
que se indague en elementos afroamericanos, indígenas o europeos. No puede
estar atado a una circunstancia social, económica, política cultural, aunque el
arte se produzca en un contexto determinado, porque su premisa es ser
universal; no como malentiende Grass, al suponer que lo universal es estar a la
moda, o con la demanda del mercado, externo al arte.
También es un craso error pretender un
“arte latinoamericano” como lo es
pretender un “arte estadounidense” o “europeo”. Ni Europa, ni Latinoam{erica
son el centro de la verdad. La verdad estética no puede concentrarse en un
lugar determinado, pues el arte trasciende todo.
Esa “búsqueda de identidad” que parece moda inagotable en ciertas
individualidades o grupos latinos de izquierda, nos ha sido impuesta desde
afuera.
Nos preguntamos ¿qué es ser
latinoamericano? Y tratamos de buscar la respuesta olvidando que somos
categóricamente latinoamericanos; que no somos chinos, africanos o
australianos.
El arte implica autenticidad, no
regionalismos gratuitos, los que a menudo surgen por la insegura necesidad de
ser reconocidos como diferentes, y que en buen castellano significan
narcisismo.
Sólo con honestidad creativa,
conocimiento profundo, valentía y disciplina de trabajo, e integridad surge la
autenticidad.
En buena hora que se conozcan los
signos precolombinos de Colombia por medio del diseñador Grass, o cualquier
otro. Eso es información; en cambio plagiar conceptos de diseño no es ni será
nunca arte universal, será sencillamente plagio.
El artista debe saber tanto de su
propia cultura, tierra y gente como suele saber del cosmos, Europa o Estados
Unidos. No obstante, el artista crea sin sellos sociopolíticos, crea para el
mundo entero. Creo que a la artesanía, en cuanto destreza manual y diseño
característico de una cultura determinada, Grass le puede pedir que tenga
respuestas a su “búsqueda de identidad
cultural”.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 9 de mayo, 1986. Revisado por el autor el 30 de marzo, 2018.
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