GANAC: Una muy esperada confrontación

“El fin de la naturaleza es el hombre. El fin del hombre es el estilo” -De Stijl, 1919. 

Desde 1963 cuando abrió sus puertas la primera galería de arte contemporáneo en Costa Rica, bajo la Dirección de Artes y Letras que comandaba el pintor Rafael Ángel García, el concepto de contemporáneo ha venido a menos.

El deterioro se nota si comparamos la actitud de los artistas locales de hoy con los de la década del 60, y más atrás, con los pioneros vanguardistas Manuel de la Cruz González y Max Jiménez Huete.

El escándalo público que acompaño sus primeras muestras no sacudió sus convicciones plásticas, las reafirmó.  A partir de entonces, el gusto y la moda que determinaban la aceptación pública de una obra no fue obstáculo para crear y exponer.

El artista de hoy se conforma con la definición de que lo contemporáneo corresponde al arte posterior a la Segunda Guerra Mundial, sin percatarse de que vivir en el siglo XX no lo convierte en exponente de vanguardia.  Eso se conquista con la asimilación de las instancias reales de libertad con que los vanguardistas se alzaron contra el gusto y la moda, se conquista con el alcance de una verdadera claridad intelectual y con disciplina.

Ser contemporáneo es ineludiblemente ser libre. Atarse a cómodas formulas falsamente de vanguardia y repetirlas es negarse como artista, en Costa Rica y en cualquier parte del mundo.

El temor a parecer “demodé” que mortifica al joven artista de este siglo cuando desea pintar un retrato o asumir la naturaleza como tema es apuntado por historiadores del arte como Ernst Gombrich. La realidad siempre existe y el artista hace posible con su capacidad creativa y su dominio técnico, una nueva realidad cuyo destinatario puede o no aceptarla.

La influencia de un maestro no debe importar al artista siempre y cuando, como decía Baudelaire, detrás venga el asesinato.

En este ámbito se inscribe la creación de una galería de arte donde confluyen expresiones contemporáneas en el tiempo, aunque por su diversidad de origen no necesariamente en el concepto. Este hecho, ante todo, da validez a la Galería Nacional de Arte Contemporáneo (GANAC) que, bajo el patrocinio del Museo de Arte Costarricense, plantea la muy esperada confrontación de obras nacionales de corte contemporáneo posteriores a 1960, en este espacio-tiempo y de cara al público, con las obras extranjeras.

Miró, Picasso, Dalí, Mérida, Tamayo, Abularach, Cruz-Diez, Silva, Sinclair y muchos otros reconocidos creadores se reúnen por lo general, con una calidad más que aceptable, aunque se dan algunos ejemplos no siempre representativos de la mejor producción de cada artista, como ocurre con una litografía de Salvador Dalí. 

Cabe señalar, sin embargo, el oportuno ofrecimiento que coleccionistas hacen de las obras y su coincidencia con el anhelo del espectador por conocerlas.


“Ojo ascendente”, 1970. Litografía. Rodolfo ABULARACH. Colección privada.

La Sala Julián Marchena, ubicada en la Biblioteca Nacional, es el espacio físico que alberga a la GANAC. El diseño interior ha sido modificado de manera que el área de exhibición se ha duplicado.  Con detalles muy sencillos en el diseño de la panelería, el color de las paredes, la colocación de plantas, la distribución de la luz y el montaje de las obras se lograr crear una atmósfera realmente estimulante.

El área de referencia didáctica, donde se encuentran algunos ejemplos de manifestaciones artísticas de diferentes períodos de la historia del arte y la cultura, propone un acercamiento a nuestras raíces y su palpable presencia en el arte contemporáneo como se muestra con elocuencia en la obra “Iguana” del nicaragüense Alejandro Aróstegui.

La aplicación y adjudicación de términos que definen corrientes plásticas de posguerra como el “Pop”, “Op”, “Off-art”, concretismo, expresionismo abstracto y los “happenings”, entre otros presentes, son, como todo concepto, orientaciones que acercan al destinatario al contexto histórico-filosófica de la obra respectiva.

Algunos errores en los que se incurre al tratar de curar la muestra conforme a tendencias o movimientos artísticos hacen de la intencionalidad didáctica un acto fallido. Por ejemplo, la obra en técnica mixta de Rafael Ottón Solís “Homenaje a Monseñor Romero”, es ubicada en el “ensamblaje” que no es tendencia como se pretende sino técnica.

“Homenaje a Monseñor Romero”, 1984. Ensamblaje. Rafael Otton SOLÍS. Colección MAC.

La equivocada ubicación de la obra “Propuesta No 89” de Edwin Cantillo, donde se denomina “ilusionismo abstracto” a lo que realmente es “abstraccionismo geométrico” y, el ejemplo más peligroso dentro de este sano afán de educar es el de clasificar la escultura en mármol “Parábola” de José Sancho como abstraccionismo, a pesar de que es claro que el autor esculpió un armadillo.

El ”esnobismo” se nutre de la superficialidad del conocimiento, aceptando lo nuevo y original por responder a los patrones de moda y gusto, peligro en el que se incurre muy a menudo cuando se quiere encasillar todo.

Al “esnob” le obsesiona el temor de ser considerado inculto si confiesa que le gusta una obra claramente agradable o emotiva, y llama “interesante” a todo aquello que considera repulsivo 

Se han levantado ya altas expectativas entre el público y los artistas a raíz de la inauguración de la galería y el carácter transitorio de las exposiciones en torno a un tipo de arte más relacionado con las vivencias del ser humano de la segunda mitad de nuestro siglo.

Numerosos coleccionistas se han acercado a ofrecer lo mejor que poseen para la próxima exhibición en la GANAC: Le Corbusier, Carlos Rojas, Manuel Hernández, Angel Lockhart, Vasarely, Dioscórides y Miki de Saint Phalle estarán presentes.

La actitud honesta de los organizadores nos garantiza que cualquier error u omisión cometido será reparado en breve, porque el interés primordial como en las vanguardias artísticas del presente siglo, es “llevar a términos reales instancias de libertad, en cuyo centro está el ser humano con su carga de sentimientos y su destino histórico” como afirma el crítico de arte italiano, Mario de Micheli.

Virginia Vargas Mora y Juan Carlos Flores Zúñiga

Fuente: Suplemento Ancora, La Nación. SINABI (1984), P. 2 y 4, Publicado el domingo 22 de julio, 1984. Revisado por el autor el 27 de agosto, 2022.

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