FRANCISCO ZUÑIGA: Mito y Realidad

Pinturas de Francisco Zúñiga. 48 piezas al óleo sobre tela. Museo de Arte Costarricense, del 25 de abril al 30 de junio, 1985, de martes a domingo.

La exposición “Zúñiga- Costa Rica”, cuyo eco publicitario nos ha alcanzado a todos, suscita varias reflexiones sobre la validez del aserto de moda, de que la obra de Zúñiga, representada en el Museo de Arte, revela ya no a un aprendiz sino a un genio.

Por lo osado de la expresión, es necesario apuntar que la mitad o más de la obra del artista costarricense citado, que data de su juventud entre 1927 y 1935, corresponde a trabajos de encargo, meramente oficio, como el mismo Zúñiga confirmó hace poco.

El resto es la obra en proceso, aprendizaje, de un artista entre los 15 y los 23 años, donde las influencias definidas oscilan entre el plagio y la imitación, con algunas excepciones, sobre todo a partir de 1933, destacando especialmente la del grabador y pintor Francisco Amighetti.

Zúñiga participa en los “paseos-taller” por la campiña nacional que estimuló Teodorico Quirós a fines de los años veinte, y muchas veces le toca dibujar junto a Amighetti, seis años mayor que él. De éste toma el dibujo sin claroscuro, de líneas curvas y puras, que se revela sin misterio en obras tales como “Contemplación” (La ventana de 1933) y, “Retrato de mi hermana” de 1932, donde hay, además, gran similitud con obras al óleo de Amighetti. 

La toma de conceptos ajenos durante el aprendizaje es excusable, pero no por ello debemos sobrevalorar el trabajo de este período.  Veamos sino, una de sus típicas obras de encargo: “El purgatorio”, realizada en gran formato para una iglesia en 1929.

Como otras de esta época, tales como “Bautizo de Jesús” de 1930 y “Cristo”, también del 29, son casi estampas religiosas subordinadas en el concepto a la escuela imaginera del siglo XIX y los cánones renacentistas, aunque hechas aquí con más sobriedad y colores vivos.  Los personajes han sido jerarquizados por su lugar en el espacio pictórico. Cristo arriba, los ángeles abajo, y así sucesivamente hasta llegar a los condenados.

El acento didáctico recuerda al papa Gregorio, quien dijo que el arte debe servir para enseñar a los iletrados la doctrina de Dios. El juego lumínico desatado obedece a fines didácticos preestablecidos, ya que acentúa el dramatismo en la relación entre pecados y ángeles.


"Campesina con tinaja", 1931. Óleo/tela.

DESCONEXIÓN Y TRANSICIÓN

Resulta curioso que obras así hayan sido exageradamente destacadas, cuando en realidad son poco favorables para Zúñiga, y su obra posterior, a la que no están conectadas espiritualmente, buena parte de las obras exhibidas.

La abulia y la ignorancia local en los treintas llevó a premiar varias veces a Zúñiga en pintura y escultura, y luego a condenarlo públicamente por una obra que sí ameritaba un premio, la titulada “Maternidad”, una talla directa en granito de 1935.

Pero Zúñiga no abandona Costa Rica por el rechazo público, pues recibe muchas muestras de apoyo, también públicas, sino porque deseaba crecer, necesitaba “un techo más alto”.

Su transformación en artista se había iniciado en el 34, merced a la influencia de la revista “Forma” de Vasconcelos, y la pintura del muralista mexicano Diego Rivera que conoció mediante la publicación.

A partir de este conocimiento enriquecido por sus estudios de la escultura y dibujo precolombino en el Museo Nacional, Zúñiga torna su línea en abigarrada, abandona el acento renacentista y el dibujo de Amighetti, y la práctica de modelar las masas pictóricas.

En las obras tituladas “El niño con  jarro”, “Chola” o “Niña con trenzas”, y aún en su “Paisaje”, todas en 1934, maneja una línea que aprisiona masas, rotunda, al amanera de Rivera, aunque sin su tono comprometido ideológicamente.

La influencia pocos años después, en México, de Rodríguez Lozano, le ayuda a liberar lo que ya se veía en sus pinturas, líneas escultóricas antes que pictóricas. 

Ese maestro mexicano le estimuló el modelado con el claroscuro y su trabajo escultórico en bronce.


"Chola", 1934. Óleo/tela.

PROCESO

No es cierto que Zúñiga abandonara el país maduro en su concepto, como que luego fue fácilmente absorbido por el “realismo socialista” en sus paisajes escultóricos al aire libre.  Es un error salir a defender la obra de Zúñiga, como lo es defender la de Mozart, ella se sostiene por sí misma o no se sostiene, ya que fue hecha para la confrontación.

En general, la obra de Zúñiga expuesta en esta capital, no soporta la confrontación, porque ya Zúñiga está muy adelante en su proceso creativo escultórico.  No obstante, siempre hubo más de escultor en su pintura, que de pintor en su escultura, a no ser el dibujo, que siempre soportó las masas creadas por él.

Hoy por hoy, Paco Zúñiga es el artista monotemático: la indígena, volumétrica, apenas vestida, cuando no desnuda.  En sus bronces apunta a una extraña sensación de paz, debido a que no usa la figura femenina sensualmente, sino para recuperar el concepto precolombino de una madre-tierra: principio y fin  de todo.

Es una lástima que la muestra del Museo de Arte Costarricense haya excluido los dibujos que son más útiles para reconocer el proceso de Zúñiga y su tiempo, así como una muestra escultórica más representativa, que queda como iniciativa a futuro por concretar.

Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC, AICA

Fuente: La Nación. SINABI (2018), p.2B. Publicado el viernes 28 de junio, 1985. Revisado por el autor el 29 de agosto, 2018.

Comentarios

Carlos Barboza Vargas dijo…
Creo que el escultor Zúñiga, su gran capacidad por el dibujo sostiene su obra, en especial la escultura. Es lógico que se influya por el muralista Rivera, que tiene un eco lejano de Picasso. La obra en Costa Rica responde a los gustos patrios o seguro que querría sacar dinero para viajar. Como lo hizo. Es el más internacional artista de Costa Rica de su generación. Buen comienzo de febrero Juan Carlos.
Hola Carlos. Gracias por tu oportuno comentario. Estamos rescatando de nuestros archivos críticas puntuales sobre autores fundacionales pero que han sido mitificados por falta de examen y critica profesional. Seguiremos con Max Jimenez y Margarita Bertheau en unos dias. Bendiciones.

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