JULIAN PRETTO: Falsas Expectativas

Colectiva de Carlos Aguilar, Susana Jones, Roberto Lizano, Meredith Paul y Margarita Quesada.  Cinco obras, una por autor, en óleo, acuarela y dibujo. Galería Julián Pretto, del 1 al 31 de octubre de 1985, de lunes a viernes (2 a 6 pm).

El establecimiento de galerías dedicadas a la venta de obras de arte, propio del mundo occidental contemporáneo, está ligado con más frecuencia de lo debido a marchantes que promocionan y venden obras de unos determinados autores superficiales y actúan como curadores, es decir; catalogan, conservan y exponen dichos objetos seudoartísticos.

Hasta 1970 en el entorno costarricense, la queja común de los artistas era la ausencia de sitios para exhibir profesionalmente, carencia que se suplían con espacios improvisados.  Con el advenimiento del Ministerio de Cultura la situación se invirtió al punto que cualquier autor, artista o no, muestra su trabajo en galerías oficiales.

A ello contribuye no solo la casi total ausencia de criterios plásticos en la selección de las exhibiciones, sino también, la administración de las galerías como “feudos” (no se consulta a las directivas de los entes públicos del sector cultura sobre que exponer o éstas nos existen) y a menudo, se sustituyen la exigencia y el control de calidad por la experimentación gratuita o el amiguismo.

En este contexto aparece un marchante estadounidense, Julián Pretto, cuyo prestigio se funda en la organización de 500 exposiciones de calidad no determinada, pero de las que recordamos en asocio con la Galería Nacional de Arte Contemporáneo (GANAC), las malogradas muestras de Eve Sonemann, Sandro Chía y Richard Hambledon.  Se trataba en su mayoría de obra realizada con descuido, sin concepto y/o poco representativa de sus autores.

No debemos olvidar, tampoco, que Pretto organizó la muestra titulada “Contemporary Art of Costa Rica” que llevó el nombre de nuestro país a Nueva York, con una obra que no tenía nada de contemporánea, excepto el tiempo en que fue elaborada, ni de representativa del quehacer artístico nacional, excluyendo del grupo a Paco Amighetti.

Ahora, creó su propia galería, en los altos de la Casa Dinamarca, y se ha constituido en promotor-protector de cinco figuras de escasa proyección y calidad artística.

"Sin título", 1985. Técnica mixta sobre cartón. Roberto Lizano

ECLECTICISMO

Dos de ellos estuvieron en Nueva York, Roberto Lizano y Margarita Quesada. El primero cuya obra vimos en la Plaza de la Cultura, a principios de año, ha realizado dibujos al carboncillo y con tizas de colores que ahora reitera en un dibujo de gran formato, sin título, con signos-símbolos de gran ambigüedad como aves-ojo, en medio de estructuras geométricas que se transparentan y elipsis mezcladas con manos humanas en una dinámica caprichosa.

Quesada, por su parte, continúa con su mancha, aguada, a partir de la acuarela que título “Atardecer en la quinta avenida” que representa edificios y una avenida, que corre entre ellos, y se diluye en su horizonte blanco con una espiral ascendente de violento cromatismo iridiscente.

A la ambigüedad conceptual propia de Lizano que parece ignorar su rumbo mientras juega con los recursos meramente técnicos, se suma la inefable “ingenuidad” de la señora Quesada, quien sabemos tuvo una formación académica.

El caso de Carlos Aguilar con su óleo “Amantes durmiendo” pone en duda su carácter de “promesa” atribuido a su facilidad para dibujar.  Partiendo de una pareja cuya sexualidad no está muy clara agrega una violencia cromática, en una atmósfera que evoca lo sórdido.  Mezcla cierto elemento “naif” o ingenuo con un conocimiento del lenguaje de vanguardia expresionista.

No obstante, resulta el más ecléctico de la muestra porque coexisten en su obra elementos procedentes de distintos planteamientos formales y estéticos, como, por ejemplo, el eco lejano de Chagall.

Las obras estadounidenses en esta exhibición corresponden a Susana Jones y Meredith Paul que siguen direcciones opuestas, a saber, la primera aprovecha principios conceptuales de Mark Rothko con manchas que sobre el plano crean varios segmentos de color que se evitan entre sí.  La pieza se encuentra sostenida por un alambre, sin bastidor, y su factura se percibe mimética, rápida y descuidada.

En cuanto a Paul que continúa en la veta del realismo naturalista establecido en Costa Rica desde principios del siglo XX por Emilio Span y Alex Bierig, hay que admitir su respetable conocimiento formal y estético.

La luz artificial (académica) frecuente en Span y Bierig encuentra eco en el óleo de Paul, quien no pinta según naturaleza, es decir que no va al reconocimiento de la naturaleza tal y como es, sino que la admite aislada de su contexto como en un laboratorio, analíticamente.  

Es visible en su concepto, no en el motivo vegetal, la influencia de su coterráneo Andrew Wyeth, del cual asimila el sentido del aislamiento misterioso.


"Sin título", 1985. Oleo/tela. Meredith Paul

POTENCIAL Y MERCADO

Pretto parte de una falsa expectativa para crear otra: sus cinco expositores necesitan más del mercado que de la exigencia y, por eso, los promueve entre consumidores desinformados.

No descubre un potencial artístico o una obra sólida, madura, antes bien crea falsas expectativas en autores que carecen en su mayoría, de vigor, concepto, y en algunos casos, hasta de oficio.

Emparenta su quehacer con el de otros “consagrados” que sustituyen sus carencias conceptuales y profundidad imaginativa, en lo figurativo o no, con la búsqueda del mercado y la aceptación pública.

La dignidad de la obra de arte y el respeto al artista auténtico no se conquistan con esta clase de galerías, que están ayunas no sólo de exigencias, sino del cuido mínimo que la obra requiere, así como del profesionalismo del marchante que exige una galería que se precie de óptima y competente.

El mundo está repleto de galerías y marchantes que plagan las capitales principales de obra seudoartística, garantizando su venta con cánones extra-artísticos como la moda, el mercado y funciones meramente decorativas o “exóticas” que sirven el diseño interior de hogares y oficinas.

Debemos estar alerta ante personas que tratan de “hacer un nombre” a partir de nuestra nación y autores, para al final presentarnos internacionalmente como un país con un arte mediocre y pueril, del cual ya tenemos suficiente.

Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA


Fuente: La Nación. SINABI (2019), p.2B  Publicado el 18 de noviembre, 1985. Revisado por el autor el 23-1-19

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