MARGARITA BERTHEAU: Obra y Carácter
Exposición retrospectiva de la pintora Margarita Bertheau (1913-1975):
“Recordar a la Bertheau”. Instituto Nacional de Seguros, primero y undécimo
pisos. 84 obras del período 1943 a 1974 en óleo, acrílico, temple, acuarela y
dibujo más un retrato al óleo realizado por Francisco Amighetti. Del 10 de
junio al 10 de julio, 1986, de lunes a viernes.
Margarita Bertheau es una autora que se acercó plásticamente al problema de la realidad como representación visual, sin definir con claridad sus aspectos artísticos y los documentales o nostálgicos.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 4 de Julio, 1986.
Con frecuencia me ha inquietado el por qué de
mitos sobre la obra artística de una persona si lo que en la práctica ha sido
más decisivo para la imagen de ese autor o autora es su personalidad. Así las
cosas, se suele sustituir el criterio estético por la amistad o el afecto.
La presente retrospectiva de la pintora y
educadora Margarita Bertheau, ha reavivado en mí esa interrogante. Más aún
cuando para no pocas personas que conocieron su contundencia en los juicios
estéticos y la seguridad que inspiraba sobre los asuntos de la vida y del arte,
ella sigue vigente, aunque sólo sea en el recuerdo con emoción.
Bertheau forma una “troika” indiscutible con
las escritoras, fenecidas, Eunice Odio y Yolanda Oreamuno: fuertes
convicciones, desplantes públicos, soledad en la intimidad y la pretensión de
concretar un testimonio por medios artísticos.
ESCUELA
"Retrato de Yolanda Oreamuno", 1943. Acuarela. Colección MAC. Foto: JCFZ
ESCUELA
Hay además en ella, una pasión por la
enseñanza que se tradujo en el desarrollo de la “escuela” nacional de acuarela,
y la afirmación consecuente de una generación en esa técnica y con mercado
propio (Ana Griselda Hine, Gisela Stradman, Cecilia Pastor, Margarita Gómez,
Fabio Herrera y Magda Santonastasio, entre los más conocidos).
Es la única escuela acuarelística que
conocemos localmente y a la cual se debe la práctica continua del género del
retrato, y del paisaje por medio del pigmento diluido en agua sobre papel.
Sabemos que la acuarela es limitada en cuanto a la expresión de grandes contenidos
sociales, y más propicia para el momento individual y emotivo.
Sin embargo, la huella de la Bertheau, con pocas excepciones, no ha sido profundizada por sus seguidores sino reiterada estérilmente por medio de cierto “facilismo” en la factura de la acuarela.
Sin embargo, la huella de la Bertheau, con pocas excepciones, no ha sido profundizada por sus seguidores sino reiterada estérilmente por medio de cierto “facilismo” en la factura de la acuarela.
No obstante, existen en importantes
diferencias entre su personalidad y su obra plástica. En su quehacer asume, de los impresionistas,
la búsqueda de la luz fluctuante, mira subjetivamente el mundo que le rodea,
pinta en cualquier lugar e impone un recorrido visual que sus seguidores
repiten hasta el hastío: marinas de Golfito, paisajes de Escazú, interiores y
exteriores de casonas de adobe, y flores, entre otros motivos.
SIN CONCRECIÓN
"Botes", 1970. Acuarela. Colección BCCR. Foto: JCFZ
SIN CONCRECIÓN
No descubre en su entorno natural y urbano un
nuevo ángulo, a la luz de los aportes universales de un Turner o un John Marín.
Impone, eso sí, en sus acuarelas descriptivas, la tristeza bucólica de la
casona de adobe. Apela a la nostalgia del espectador por los interiores
agónicos de esas viviendas: tristes, húmedas y oscuras.
De hecho, desaprovecha las posibilidades lumínicas del interior de las casonas donde los cambios de luz difieren de los que se producen en los espacios abiertos, por lo que nunca llega a reflejar plenamente la monocromía y la atmósfera lumínica de los espacios interiores.
De hecho, desaprovecha las posibilidades lumínicas del interior de las casonas donde los cambios de luz difieren de los que se producen en los espacios abiertos, por lo que nunca llega a reflejar plenamente la monocromía y la atmósfera lumínica de los espacios interiores.
Algunas de las marinas expuestas,
especialmente aquellas que evocan estados anímicos, interesan por el
tratamiento que hace del agua, al crear transparencias y grises con cierta
libertad y sobriedad. Son especialmente interesantes las de mediados del
decenio del 60.
Por otra parte, denota problemas en el
dibujo, por el abocetamiento que evidencian la mayor parte de las acuarelas,
donde, además, se notan claramente los trazos del lápiz que trata de cubrir con
varias capas de color.
Su empleo de la gama de los grises y de la
mancha no es novedoso, aún en el decenio del 60 cuando empieza a experimentar
con grandes zonas de color difuminado, a modo de veladuras.
En cuanto a sus retratos en acuarela y al
óleo, justo es reconocer que son más obra de la amistad que de un interés
específico por el retrato como género artístico; pero es evidente su interés en
el estudio del desnudo femenino. Son visibles los problemas de oficio en su
pintura al óleo (ver, por ejemplo, el retrato de Nidia Fischel).
El manejo irregular de los planos
rectangulares dentro de sus acuarelas, así como la solución de la base de las
puertas, especialmente en su serie de interiores, en los inicios de la década
del 70, hace pensar en problemas para manejar los principios de composición.
La aventura no figurativa reflejada en sus
acrílicos “Derrumbe” y “Hacia la costa” (1969), sí como su
acuarela titulada “Sobre un tema de André
Breton” (1958) no pasan de ser una aventura sin mayores efectos en su
trayectoria.
Margarita Bertheau es una autora que se acercó plásticamente al problema de la realidad como representación visual, sin definir con claridad sus aspectos artísticos y los documentales o nostálgicos.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 4 de Julio, 1986.
Revisado
por el autor el 9 de abril, 2018.
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