JOSÉ LEONIDAS CORREA: Regreso al realismo
Exposición individual del autor José Leónidas Correa Navas (Nicaragua,
n.1965). 29 obras en dibujo a base de tinta
lápiz, pastel seco y de aceite, acrílico, óleo y “collage”. Sala Libre
de la Plaza de la Cultura. Del 29 de julio al 24 de agosto, 1986, de martes a
domingo.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC
Aun cuando la no figuración o abstracción
puras han dejado huellas en varias generaciones de artistas, el “facilismo” y
la publicidad han desnaturalizado aspectos significativos del trabajo de los
herederos de esa amplia escuela artística.
Esa actitud ha originado la premura de muchos
pintores, los cuales inscriben sus composiciones dentro de la figuración, por
deformar superficialmente el objeto real, describirlo con sumo verismo o, en
otros casos, apelar a la retoma, a menudo sin ahondamiento, de recursos
formales del fauvismo, cubismo sintético, expresionismo, surrealismo y
futurismo.
En tal sentido, se ha procurado suplir la
carencia de conceptos plásticos propios, con la simple recurrencia a las
destrezas del oficio en la representación de lo real visible; neofiguración,
paisajismo e hiperrealismo. De ese modo, la profundización es suplantada por la
habilidad fáctica.
Pop-realismo
El joven pintor José Leónidas Correa, de
origen nicaragüense, presenta su obra como hiperrealismo
y a la vez pop, la cual responde a
los señalamientos anotados.
El hiperrealismo es un movimiento pictórico
contemporáneo surgido en el decenio del setenta como reacción ante el arte
conceptual (arte=idea) y la abstracción.
Tiene, con frecuencia, la precisión de las
imágenes fotográficas y casi nunca implica una postura personal, política o
psicológica, por parte del transcriptor autor. Con la sola excepción de algunas
obras del estadounidense, Richard Estes, que sustenta cierta especulación
metafísica en sus fachadas, es raro que uno de los seguidores de este
movimiento se ocupe de algo más que problemas formales, como la percepción y
representación de un objeto de la realidad.
La formación de Correa debe mucho al dibujo
técnico, confundido a veces con el diseño, y a la fotografía que utiliza para
captar las situaciones y objetos cotidianos, principalmente domésticos, que
luego transcribe con minuciosidad a la tela o al papel.
De la fotografía asume la composición, y de
la pintura el color como valor plástico, que emparenta con el “pop art”. Originalmente, este último
movimiento buscaba un vulgar abrazo con lo popular y la imaginería de los
medios de comunicación colectiva, de donde tomó su contenido y el color
estridente.
Priman en su obra los elementos puramente
intuitivos sobre los reflexivos; se mantiene en la superficie de las cosas,
como si no tuviera nada que ver con el entorno real nuestro. De hecho, lo suyo
participa de un ejercicio lúcido con lo que nada propone y nada crea.
La obra de Correa plantea, por otra parte, un
problema común, pero poco comentado. Esto es, cómo, en el caso de la pintura
realista actual, el espectador agrega a las meras transcripciones fotográficas,
que no pueden ser juzgadas ni como fotografía ni como pintura, su propia
anécdota y dota al cuadro expuesto de algo que este no posee. Vale decir, un
compromiso con la autenticidad y con el proceso de un verdadero indagador, como
es el artista.
Como proposición realista, el trabajo del
pintor comentado adolece de lo fundamental de la tendencia en la que pretende
inscribirse, voluntaria o forzadamente: la confrontación plástica entre la
semejanza y la realidad, a resultas de lo cual deviene la pura, aunque
apreciable, habilidad artesanal o la autenticidad artística.
El hiperrealismo y el “pop” son
particularidades propias de una sociedad altamente desarrollada y compleja en
sus interrelaciones humanas, políticas y económicas, las cuales no son
privativas de un entorno como el costarricense. Sin embargo, esa realidad no
explica por sí misma la incursión de autores jóvenes en esos movimientos o
moda.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B.
Publicado el Viernes 22 de agosto, 1986.
Revisado por el autor el 10 de abril, 2018.
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