GRUPO CUARZO: Refinando la Tradición
Exposición colectiva del grupo Cuarzo (Luis Arias, Esteban Coto, Aquiles
Jiménez, Manuel v Argas y Herbert Zamora). 26 obras en talla directa sobre
piedra y madera. Sala de exposiciones temporales del Museo Nacional de Costa
Rica. Del 20 de agosto al 21 de setiembre,1986, de martes a domingo.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el 12 de septiembre, 1986.
La confrontación de cinco escultores
integrados en el grupo Cuarzo, plantea una indispensable revisión de los
conceptos escultóricos más importantes manejados en Costa Rica, desde la década
del 20. Esta época marca la división esencial entre la escultura tradicional y
la moderna.
Es a partir de entonces, cuando los
escultores, en el viejo continente y luego en el nuevo, se interesan por la
relación que existe entre el espacio y la masa, y por el significado del
espacio. Como resultado, se inicia la sustitución de un principio estático por
uno dinámico en la escultura, a través de movimientos como el futurista y el
constructivista.
Tradicionalmente se creía y algunos lo creen
aún, localmente, que la escultura empieza allí donde la materia toca el
espacio. El espacio era un marco que rodeaba la masa y el volumen escultórico
se convertía así en expresión de ese concepto.
Artistas como Archipenko, Lipchitz, Brancusi,
Calder, Smith y muchos otros, estiman al contrario, que la escultura en un
sentido moderno, se inicia cuando el espacio se halla rodeado por la materia.
La colectiva del grupo Cuarzo como veremos,
es un acto de refinamiento de una escultura que, conceptualmente, sigue siendo
tradicional, aunque en su factura formal adopte algunos recursos modernos.
Tradición
La colectiva se compone de autores que tienen
varios aspectos en común: juventud, formación académica, origen provincial y
preferencia por la talla directa sobre madera y piedra, que actúa a modo de
acto de purificación con respecto a los conceptos manidos del modelado
académico.
La talla directa, herencia que adoptan en
general, testimonia sus respectivos intereses por la realidad y la figuración:
Aquiles Jiménez y Luis Arias por medio del zoomorfismo; Zamora, mediante la fuerza
germinal de lo orgánico; Coto y Vargas con una figuración que busca en el
primero la sensualidad y en el segundo un estado anímico.
La compatibilidad estilística permite al
espectador el encuentro de una armonía en la exposición, favorecida por un
montaje hábil que tiende a ocultar las diferencias entre cada autor e incluso
en el conjunto de las obras, algunas de las cuales, por haber sido realizadas
hace dos o más años, se encuentran desconectadas de la presente indagatoria de
algunos de los expositores.
Cuada uno, a su manera, pretende la
existencia de un trasfondo que el espectador debe suponer. Así, Jiménez admite
el agua de sus sedientas figuras de origen animal; Zamora aprovecha cierta
casualidad para construir sus “semillas” de germinación; Arias intenta
parangonar la estructura y “espíritu” del caracol con las del hombre; Vargas
asienta lo humano existencial que, en realidad, debe aportar el receptor, y
Coto, al suprimir ciertas extremidades y la cabeza, elude la aparición de un
carácter individual.
Es visible en casi todos ellos, un respeto
por el material empleado y la destreza manual con que lo tallan, lo que ya es
un avance en el microambiente artístico nativo.
En lo que atañe al concepto, todos, con la
posible excepción de Zamora y, en menor grado, de Jiménez, constriñen su
producción a una estilización de lo que encuentran en su entorno físico, sin
mayor reflexión.
Aunque sostengan verbalmente lo contrario,
despojan a sus piezas de emoción y conocimiento. Arias, sujeto a la forma
marina del caracol, inventa un espíritu que le permite relacionarlo con el
hombre.
Pero esto, en cuanto a explicación de la obra
por su autor, es extraartístico.
Vargas, por parte, pretende hacer una obra “existencial” en la cual el drama está
ausente. La silueta sencilla, el carácter de relieve y la forma amplia y
unificadora de un Barlach, que parece retomar, son reflejados sin vigor,
creando una evanescencia poco convincente.
Por otro lado, los torsos de Coto, donde lo
masculino ocupa una posición vertical, y lo femenino, una posición horizontal,
responden a configuraciones en el acto de contener la respiración, más que a
propuestas críticas de lo que podría ser interpretada como automutilación de la
humanidad ante los cambios devenidos con el progreso tecnológico y científico.
Espacio
Ninguno se aviene con la transformación del
espacio en que se inserta su trabajo, para crear verdaderas tensiones entre el
espectador y el objetivo tridimensional.
La única excepción es el más joven de los
cinco, Herbert Zamora (Heredia, n.1956) quien inscribe, desde el punto de vista
formal, sus creaciones en una tendencia “polimatérica”,
mediante el “collage” donde
participan la piedra, la madera y la cola.
Dos piezas ilustran la posesión de un
conocimiento, de interés para la escultura realizada en el país; sus “collages” en guachipelín y piedra de su
serie titulada “Germinación” (1985),
así como su talla en piedra con madera de Guanacaste, realizada en un sentido
inverso a la anterior.
Esta última es la obra de la exhibición, al
posibilitar una auténtica germinación a partir de la piedra, de una forma
orgánica en madera.
No es sólo la alegoría, que podría ser
gratuita, sino el concepto que se alimenta de valores plásticos en perfecto
equilibrio, y que implican aún despojados de su anécdota contingente.
La propuesta del grupo Cuarzo constituye un
refinamiento del oficio, y una afirmación dentro de una escuela tradicional de
hacer escultura que niega, según la obra de sus autores, no por
desconocimiento, sino como acto deliberado, las conquistas que del espacio han
hecho, durante los últimos sesenta años, los escultores modernos en todo el
mundo.
Se evidencia, en términos generales, cierto
temor al riesgo que ha inducido a muchos de estos autores a limitar su sentido
de aventura en el arte, quedándose en la comodidad de lo probado, a pesar del
talento que parecen poseer, como lo demuestra la exhibición comentada.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el 12 de septiembre, 1986.
Revisado
por el autor el 14 de Abril, 2018.
Comentarios