SALÓN DMA-FAO: Ilustración Didáctica
I Salón anual
DMA-FAO de Dibujo y Grabado. 22 obras de 12 autores en las técnicas de dibujo a
tinta, lápiz, crayón, tinta china, así como grabado en madera y metal,
esgrafiado, serigrafía y mixta. Sala Libre de la Plaza de la Cultura. Del 7 de
octubre al 2 de noviembre, 1986, de martes a domingo.
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 24 de octubre, 1986.
Este primer salón, organizado con motivo de la
celebración del día mundial de la alimentación (16 de octubre) por varios entes
oficiales y privados, permite asomarse a las exiguas posibilidades actuales del
dibujo y grabado realizados en Costa Rica.
Estimulados aparentemente por el lema del salón y concurso
“El pescador y su comunidad” y la
condicionados a ofrecer una respuesta plástica a un requerimiento ilustrativo y
socio-político: “incitar solidariamente a
los pueblos y sus instituciones a contribuir en la lucha contra el hambre y la
mala nutrición”, según reza el catálogo de la muestra, nos presentan sus
realizaciones doce autores nacionales.
No es la primera vez que se convocan en nuestro
medio certámenes con un tema fijado, lo cual determina la probable
participación en el salón.
Sin embargo, lo que pudiera parecer un obstáculo a
la libre expresión, en este caso, podría ser más bien un reto para los artistas
que participen.
Así, un condicionamiento se podría convertir en un
desafío, como ya lo es en algún grado la “Bienal Domecq”, que se celebra en
México y que fija determinado tema
quienes quieran concurrir.
INVITACIÓN O CONFRONTACIÓN
Con alguna frecuencia, las autoridades culturales
oficiales han procedido a incluir, casi protocolariamente en las muestras que
exhiben por invitación, alguna figura de renombre. En esta oportunidad han sido
los habituales Francisco Amighetti y Carlos Poveda.
De hecho, cuatro cromoxilografías sobre temática
portuaria que cubren someramente el período 1969-1986, de Amighetti, sugieren a
la entrada de la sala libre, juntos dos dibujos en tinta china, lápiz y plomo,
de Poveda, que lo que sigue detrás de ese gancho publicitario es, si no igual
por lo menos digno.
Debe celebrarse la habilidad del museólogo de la
Plaza de la Cultura; pero el abuso de este recurso lo vuelve sospechoso y
debilita a los invitados, unos de los cuales, Poveda, aún está en edad de
concursar.
Los trabajos de Amighetti se inscriben con
interpretaciones tristes, evocadoras de lo enfermizo, mediante amarillos en el
pescador y su comunidad. La atmósfera laxa que ilustra, responde a una
observación clara de ciertas condiciones comunes a los puertos costarricenses,
en los que cualquier poética sucumbe al aire viciado de la costa, a la suciedad
y los zopilotes que la acechan “Ventana”
(1969), donde una pareja femenina lee recostada, con un caracol nostálgico que
tal vez sugiere la belleza del mar, pero en la distancia segura de un hogar.
En el caso de Poveda, debo reiterar que sus dibujos
titulados “Manglar” y “Marina”, implican un conocimiento claro
de sus recursos técnicos que, no obstante, explota decorativamente, sujetos más
a la aceptación que al concepto. Los efectos visuales en este caso, por
ejemplo, el plomo diluido en la superficie blanca, junto al lápiz y la tinta,
se tornan propicios para crear una obra tranquilizadora, apta para la
decoración interior que mengua su propuesta.
NOVELES
"Barcas", 1982. Grabado. Alvaro Duval
NOVELES
Al cruzar el umbral de los invitados, devienen las realidades
del estado local de nuestro grabado y dibujo.
Sabedores de que las particularidades de la técnica,
en cualquier tipo de grabado: en relieve, hueco, plano o con plantillas, impone
al grabador la interpretación del tema, más que la fidelidad a su exactitud,
resulta inaudito que muchos se conformen con sólo describir. Es decir, atender
al contrato de participación.
En este ámbito se destaca, aunque siga siendo
ilustrativo, un novel grabador, Rolando Garita, que por medio de dos piezas
modestas tituladas “Familia del pescador”
y “El pescador”, las cuales miradas
con atención, pueden revelar en sus ocres planos, sus rojos y verdes “intaglios”,
el reflejo de una realidad patética.
Es de notar el ejemplo de colores “pop” lilas y naranjas en el trabajo de
Álvaro Duval, que resultan vivos en el contexto gélido de la muestra.
En el campo del dibujo, debe reconocerse la grafía
de Manuel Zumbado, siempre ilustrativo y débil conceptualmente; pero con un
oficio que peligrosamente puede resultar en simulador del talento.
Por otra parte, en un campo que podría llamarse
mixto, interesa la propuesta en cartón, dibujada por Roberto Lizano, quien
dentro de una línea clasicista asoma intereses objetuales contemporáneos. Su
cartón animado a manera de la figura de un pescador, izando un pez dorado, es
de una sencillez de recursos e ingenuidad conceptual, que por sí mismo se
vuelve atractivo para el espectador aburrido del conservadurismo general.
A modo de conclusión, debe admitirse un
mejoramiento general en el oficio del dibujo y el grabado, pero sin sentido de
aventura hacia nuevas fronteras de creación.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 24 de octubre, 1986.
Revisado por el autor el 18 de abril, 2018.
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