SALÓN DMA-FAO: Ilustración Didáctica

I Salón anual DMA-FAO de Dibujo y Grabado. 22 obras de 12 autores en las técnicas de dibujo a tinta, lápiz, crayón, tinta china, así como grabado en madera y metal, esgrafiado, serigrafía y mixta. Sala Libre de la Plaza de la Cultura. Del 7 de octubre al 2 de noviembre, 1986, de martes a domingo.
       
Este primer salón, organizado con motivo de la celebración del día mundial de la alimentación (16 de octubre) por varios entes oficiales y privados, permite asomarse a las exiguas posibilidades actuales del dibujo y grabado realizados en Costa Rica.

Estimulados aparentemente por el lema del salón y concurso “El pescador y su comunidad” y la condicionados a ofrecer una respuesta plástica a un requerimiento ilustrativo y socio-político: “incitar solidariamente a los pueblos y sus instituciones a contribuir en la lucha contra el hambre y la mala nutrición”, según reza el catálogo de la muestra, nos presentan sus realizaciones doce autores nacionales.

No es la primera vez que se convocan en nuestro medio certámenes con un tema fijado, lo cual determina la probable participación en el salón.

Sin embargo, lo que pudiera parecer un obstáculo a la libre expresión, en este caso, podría ser más bien un reto para los artistas que participen.

Así, un condicionamiento se podría convertir en un desafío, como ya lo es en algún grado la “Bienal Domecq”, que se celebra en México y que fija determinado tema  quienes quieran concurrir.

INVITACIÓN O CONFRONTACIÓN

Con alguna frecuencia, las autoridades culturales oficiales han procedido a incluir, casi protocolariamente en las muestras que exhiben por invitación, alguna figura de renombre. En esta oportunidad han sido los habituales Francisco Amighetti y Carlos Poveda.
       
De hecho, cuatro cromoxilografías sobre temática portuaria que cubren someramente el período 1969-1986, de Amighetti, sugieren a la entrada de la sala libre, juntos dos dibujos en tinta china, lápiz y plomo, de Poveda, que lo que sigue detrás de ese gancho publicitario es, si no igual por lo menos digno.

Debe celebrarse la habilidad del museólogo de la Plaza de la Cultura; pero el abuso de este recurso lo vuelve sospechoso y debilita a los invitados, unos de los cuales, Poveda, aún está en edad de concursar.

Los trabajos de Amighetti se inscriben con interpretaciones tristes, evocadoras de lo enfermizo, mediante amarillos en el pescador y su comunidad. La atmósfera laxa que ilustra, responde a una observación clara de ciertas condiciones comunes a los puertos costarricenses, en los que cualquier poética sucumbe al aire viciado de la costa, a la suciedad y los zopilotes que la acechan “Ventana” (1969), donde una pareja femenina lee recostada, con un caracol nostálgico que tal vez sugiere la belleza del mar, pero en la distancia segura de un hogar.

En el caso de Poveda, debo reiterar que sus dibujos titulados “Manglar” y “Marina”, implican un conocimiento claro de sus recursos técnicos que, no obstante, explota decorativamente, sujetos más a la aceptación que al concepto. Los efectos visuales en este caso, por ejemplo, el plomo diluido en la superficie blanca, junto al lápiz y la tinta, se tornan propicios para crear una obra tranquilizadora, apta para la decoración interior que mengua su propuesta.


"Barcas", 1982. Grabado. Alvaro Duval

NOVELES

Al cruzar el umbral de los invitados, devienen las realidades del estado local de nuestro grabado y dibujo.
       
Sabedores de que las particularidades de la técnica, en cualquier tipo de grabado: en relieve, hueco, plano o con plantillas, impone al grabador la interpretación del tema, más que la fidelidad a su exactitud, resulta inaudito que muchos se conformen con sólo describir. Es decir, atender al contrato de participación.
       
En este ámbito se destaca, aunque siga siendo ilustrativo, un novel grabador, Rolando Garita, que por medio de dos piezas modestas tituladas “Familia del pescador” y “El pescador”, las cuales miradas con atención, pueden revelar en sus ocres planos, sus rojos y verdes “intaglios”, el reflejo de una realidad patética.
       
Es de notar el ejemplo de colores “pop” lilas y naranjas en el trabajo de Álvaro Duval, que resultan vivos en el contexto gélido de la muestra.
       
En el campo del dibujo, debe reconocerse la grafía de Manuel Zumbado, siempre ilustrativo y débil conceptualmente; pero con un oficio que peligrosamente puede resultar en simulador del talento.

Por otra parte, en un campo que podría llamarse mixto, interesa la propuesta en cartón, dibujada por Roberto Lizano, quien dentro de una línea clasicista asoma intereses objetuales contemporáneos. Su cartón animado a manera de la figura de un pescador, izando un pez dorado, es de una sencillez de recursos e ingenuidad conceptual, que por sí mismo se vuelve atractivo para el espectador aburrido del conservadurismo general.

A modo de conclusión, debe admitirse un mejoramiento general en el oficio del dibujo y el grabado, pero sin sentido de aventura hacia nuevas fronteras de creación.

Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA

Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 24 de octubre, 1986.
Revisado por el autor el 18 de abril, 2018.

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