COLECTIVA GANAC: Disociación vanguardista

Colectiva de Arte Contemporáneo: “Arte e imaginación”. 32 trabajos en pintura al óleo, acrílica, collage, ensamblaje y técnica mixta sobre soportes de tela, madera y cartón. Se incluye teñido de tela por amarre. Galería Nacional de Arte Contemporáneo (GANAC). Hasta el 15 de febrero, 1987, de lunes a sábado.

En otro tiempo en el campo artístico, “talento” y “genio” eran entendidos como habilidad técnica y valor estético asociados en su desarrollo, como se comprueba en las propuestas plásticas de fines del siglo XIX y principios del presente.

Sin embargo, el avance tecnológico sumado a la progresiva eliminación de barreras socioeconómicas y culturales ha provocado una disociación entre los términos citados. Se ha producido una ruptura mediante la cual, la técnica separada del arte (un talento separado del genio), da origen a un concepto diferente de preferencias públicas.  La técnica sustituye el concepto o la idea en arte; igual que la máquina se convierte para muchos en una panacea para los problemas humanos.

No falta quien, en nuestro medio cultural, sin haber asimilado esa disociación, vindique la técnica y la información “vanguardista” sobre lo creativo y lo poético.  Así, en esta “nueva” colectiva de arte contemporáneo en la GANAC, se disocia arte de imaginación, como si no fuera lo segundo parte del concepto global de lo primero.

No obstante, prevalece en la muestra una veneración materialista por la técnica, y el concepto artístico pasa a un rango menor cuando no ausente en las obras exhibidas, lo que ocurre con frecuencia.

"Xilopintura", 1977. Carlos Colombino

Arte e imaginación

Como puntualicé en una oportunidad, se niegan algunos autores contemporáneos a la verdadera innovación plástica. Huyen de su responsabilidad social y política para refugiarse en el culto, sin sentido, de la puerilidad.

Su renuncia se evidencia en el retorno a las tradiciones plásticas -impresionismo, fauvismo, dadaísmo, surrealismo y futurismo -. Pero a menudo sólo se hacen eco de aspectos meramente formales en el hecho creativo.

No en vano una Martie Genger de Holanda, de la que puede salvarse su peculiar sentido del humor, acumula materiales naturales y artificiales (fibras y utensilios comunes), para distribuirlos arbitrariamente, pretendiendo evocar cierta atmósfera latina en un caso, e ironía en otros, mediante el abuso, el horror al vacío y un débil oficio.

Su cometido es la exaltación del medio expresivo sobre lo que se comunica o incomunica, lo cual es más evidente en las obras de autores nuestros como García, Rodríguez, Solís, Fernández o Vargas.

Otros, en cambio, como Poveda, Aróstegui, Parra y D´Empire, trabajan el material con refinamiento, y permiten que éste comunique lo que el objeto artístico como un todo no puede hacer. Así, la textura asociada con alguna experiencia del espectador se convierte en el pivote que justifica la lectura de la obra, lo que acaba con la visita al espacio donde es exhibida.

Esto es una consecuencia de la “puesta al día” de los autores, principalmente latinoamericanos, con las tendencias de moda, posmodernas o de transvanguardia, nutridas y deformadoras de la tradición en su mayor parte. Tal fenómeno no ha sido asimilado oportunamente ante la presión de un mercado voraz, que pide ese tipo de producción, y de un “artista” que persigue la “ruta rápida” hacia la aceptación, el éxito comercial y en menor grado, artístico.

Posibles excepciones a lo anterior son los casos del italiano Paolo Caponi, cuya escultura sin título de 1983, en cerámica y madera, representa una figura alada, “impulsada” en su interior descubierto por un ave de madera. Posee cualidades técnicas y conceptuales recuperables, como la armonía compositiva resultante, el conocimiento de los materiales orgánicos empleados, el lirismo sobrio e imaginativo en su concreción.

El segundo aporte significativo de la muestra lo constituye la “xilopintura” realizada en 1977, por el arquitecto-pintor paraguayo Carlos Colombino (1937-2013). Su producción es uno de los pocos aportes de su país al arte continental. Alimentado de la tradición del grabado en madera, expone un panel de madera, tallado y raspado, con el que logra una expresión particular por medio del material.

Su testimonio obtenido por medio de una “matriz de madera”, adquiere mayor significación histórica dado que, posteriormente en Europa, se asimiló al “op-art” y a la integración por medio de la arquitectura de grandes manos-biombo y perfiles recortados, realizados por él mismo.
El conjunto opaca algunos aportes que demandan una muestra individual como es el caso de Roberto Lizano.

Caponi y Colombino son, respecto al conjunto, paradigmas entre la imagen disociada del talento y el genio, y la alianza tradicional de estos conceptos en el artista creador.

Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC

Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 6 de febrero, 1987.
Revisado por el autor el 14 de mayo, 2018.

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