PAISAJE, FIGURACIÓN Y ABSTRACCIONISMO: Historia de una Confusión

Colectiva de autores nacionales y extranjeros residentes: “Paisaje, figuración y abstraccionismo”. 33 obras de 25 autores en grabado, dibujo, escultura, pintura al óleo sobre tela y madera, acrílico y técnica mixta. Sala de exposiciones temporales del Museo de Arte Costarricense. Desde febrero hasta abril, 1987, de martes a domingo.

Con obras de su colección no exhibidas con frecuencia y préstamos de colecciones privadas que van de 1967 a 1986, los curadores del Museo de Arte Costarricense organizaron, en sus salas principales, una colectiva que reúne a los autores nativos más connotados y algunos invitados foráneos.

Se pretende, aparentemente, poner al espectador frente a obras que ilustran la breve historia del arte moderno en el país y, además, desempolvar algunas antigüedades, ante el retiro de algunas obras importantes por parte de coleccionistas privados.

MODA Y ARTIFICIO

Pero eso permite seguir el caso de autores que, como Lola Fernández, Manuel de la Cruz González, César Valverde, Juan Luis Rodríguez (en la pintura) y Hernán González (en la escultura) han sustituido la profundización conceptual por pasajeras modas y artificios técnicos, cuando no han trocado su quehacer por otras actividades.

Al mismo tiempo, se establece un parangón entre las tendencias no objetivas o no figurativas locales del decenio del 60, con las del presente, cotejo que ahonda la confusión conceptual existente entre figuración y no figuración o abstraccionismo.

"El búho hechicero", 1964. Talla en piedra de Hernán González.  Colección MAC. Foto: CCACR

Aquí resulta oportuno retomar el concepto real de no figuración, como la propuesta visual que resulta de la introspección del artista sin intenciones figurativas, descriptivas o representativas de la realidad visible. El artista no figurativo se nutre de un conocimiento, muchas veces científico, que testimonia luego de un proceso de profundización. Su acto creador es uno espiritual, no en el sentido religioso, sino metafísico; se sustenta en un pensamiento orientado por la disciplina, la honestidad y la investigación constantes.

Nuestros autores, desde la década del 60, respondieron a la demanda de un mercado que pedía obras de “avanzada” y, conociendo los aspectos formales, cumplieron con esa solicitud sin profundizar y sin asimilar lo que recibían; por ende, cayeron, en el plagio y la fórmula o receta de cocina “artística”.

Muy pocos, en la presente colectiva, se ocupan de investigar otras posibilidades como la figuración paisajista, con la excepción, quizá, de la rigurosa pero poco prolífica pintora Dinorah Bolandi.

Sus conocidos óleos, “Montañas” (1980) y “Cementerio de Escazú” (1967), constituyen una veta colórica y de forma que, sin abandonar cierta escuela regionalista, altera la percepción tradicional del paisaje, otrora constituido por la costa y la casona de adobe.

"Cementerio de Escazú", 1970. Óleo/tela. Dinorah Bolandi. Foto: CCACR

MERAS AVENTURAS

Algunos casos patéticos, como los de Juan Luis Rodríguez, Ricardo Morales, José Luis López, Rafael Fernández y César Valverde, obligan a meditar sobre si hubo una contribución decisiva a la historia del arte costarricense con sus trabajos, o si fueron meras aventuras, paradójicamente carentes de audacia y valentía para concretarse con el tiempo.

Las únicas esperanzas abiertas en la colectiva corresponden a Berrocal, Cantillo y Hine. Aportes importantes que, por falta de continuidad, se convirtieron en historia, son los de Disifredo Garita (1942-1997) en pintura y Hernán González (1918-1987) en escultura.

El colorido vivo, sensualidad en la línea, sencillez compositiva y, por consiguiente, armonía de conjunto, testimonian en Garita sensibilidad e inteligencia. La forma libre como abordaba González la piedra y la madera, sin someterlas a ninguna “castración”, era muy peculiar si bien aún le restaba mucho camino por recorrer.

Tal parece que, en nuestro medio, la honestidad y la valentía son accidentes transitorios y la disciplina y el conocimiento agentes peligrosos en un entorno sociocultural a fin a la receta y el halago fácil. Por ello, al menos en pintura, se exhibe una carencia de verdaderos parámetros para las nuevas generaciones. No obstante, nuestras autoridades culturales fomentan la confusión en la historia.
       
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC, AICA

Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 27 de febrero, 1987. Revisado por el autor el 16 de mayo, 2018.

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