La Picto-Escultura del Arte-Libro
Comprar y disfrutar de mapas con los cuales usted
no puede navegar, en un texto que usted no puede literalmente leer. Estudiar
cuidadosamente oscuras, prestadas y fragmentarias fórmulas matemáticas o
criptografías que para el común de los sentidos carecen de significado tal vez
parezca excéntrico.
REVALORAR EL ARTE
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC, AICA
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p,2D Publicado el domingo 6 de octubre, 1991.
Sin embargo, a través de la historia, los
conocedores en arte han buscado y consumido con apetito justamente esa clase de
artefactos. ¿Por qué? ¿Quién puede explicarlo? Tal vez exista un irresistible
misterio en tales objetos, ya sean antiguos o contemporáneos, que lleva a
algunos a intentar extraer orden de su aparente caos.
Los artistas en libros pertenecen a esa élite que
ha visto la vida como arte, y que ha comprendido que el caos provee la dosis
necesaria de misterio que todos nosotros requerimos para mantenernos
asombrados, desafiados, y obligados a sacar sentido del sin sentido, ese que
tiene significado solo para el artista.
VARIADA HISTORIA
La historia de los artistas en libros es tan
variada como los artistas que trabajan en esta forma de expresión. Un libro de
arte, es, en el nivel más básico, un trabajo hecho por un artista dentro de los
límites de las estructuras formales del libro. Como la mayoría de las “nuevas
formas” de expresión artística, se empezó a desarrollar a fines del decenio del
cincuenta y principios de los sesentas.
El arte-libro tiene evidentes afinidades con los
trabajos e ideas de los Futuristas, los Dadaístas y los Surrealistas. Sin
embargo, libros hechos por artistas trabajando en este medio después de 1960,
en Norteamérica y Europa son diferentes por su énfasis en ciertas ideas y los
efectos de tales ideas en la forma física de los libros producidos.
Aunque es difícil indicar una sola específica y
definible estética o una dirección formal distinguible en los arte-libros,
existe una preocupación central de la cual la mayoría de los desarrollos en
este campo se han derivado: definiciones de arte y el papel del artista y las
instituciones artísticas.
En líneas generales entre 1960 y 1975 los artistas
en libros trataron de desenfatizar la estética formal de sus objetos y
reemplazarla con un arte de ideas y procesos, mientras luchaban por un sistema
de mercado artístico menos desigual.
El énfasis a fines de los setentas y en los
ochentas giró hacia recobrar en el arte del libro los valores del oficio, el
valor estético y la unicidad, sin negar el mérito del libro como forma de
comunicación y experimentación conceptual.
REVALORAR EL ARTE
Informados de la destrucción de las mayores
colecciones de libros en el mundo debido a que fueron hechos a partir de 1850
con papeles ácidos derivados de la madera, muchos artistas en libros procuran
actualmente garantizar que sus obras no solo duren más de 500 años, sino que
puedan ser restaurables, cosa que no ocurre con la mayoría de los libros en
bibliotecas públicas alrededor del mundo.
Formados en su mayoría como pintores, escultores o artistas
gráficos, los artistas en libros tienden a dedicar muchos años al dominio del
oficio de hacer libros y sus componentes materiales antes de consolidar su
concepto plástico en ellos. La artesanía del libro como estructura contenedora
y significante deber ser dominada antes de lo que el lenguaje estético lo use
como vehículo.
Los artistas se vuelven artesanos para luego ser
artistas-artesanos el resto de sus vidas. No escriben novelas, ni sus energías
se consumen en producir libros de cocina, de viaje, o ediciones de bolsillo baratas.
Ellos hacen arte-libros. Sus nombres han empezado a irrumpir en el mercado de
arte; Tim Ely, Ed Ruscha, Lilian A. Bell, John Baldessari (Estados Unidos),
Weissmuller, Philip Smith (Inglaterra), Therese Weber (Suiza), Joyce Smith
(Israel) y Patricia Figueroa (España).
Y aún en latinoamérica, donde más mujeres que
hombres han asumido el liderato, como Nirma Zárate (Colombia), Lourdes Cedrán
(Brasil), Lil Mena y Magda Santonastasio (Costa Rica).
Ellos y ellas son parte del puñado de pioneros que
han expandido el lienzo moviendo la pintura y la gráfica lejos de la tradicional “ventana en el
espacio” y la expansión modernista de la pintura de caballete al mundo de los
libros hechos a mano, donde la pintura sustituye el texto escrito,
evolucionando a través de las páginas con las encuadernaciones de remotos
castillos y monasterios medievales y donde las antiquísimas caligrafías de China,
Tibet y Egipto así como viejos mapas y fórmulas matemáticas han surgido como un
nuevo estilo de dibujo.
DOS TENDENCIAS
Dos tendencias dominantes han sido definidas
claramente: la tradicional que
utiliza el libro como contenedor que ennoblece la unidad del trabajo de arte
contenido ya sea en un dibujo, grabado, poesía, fotografía, etc. como el
libro presentado por Jasper Johns en la
Bienal de Venecia; otra la experimental, que considera que el
artista debe dominar la estructura y construcción de libro, pero a partir de
ahí desarrollar su propio concepto plástico sin limitaciones excepto el respeto
al material y la estructura, vale decir que el libro debe durar, su oficio debe
ser impecable y la obra concretada no debe ser parte de la estética del deterioro
tan popular en los sesentas y setentas.
Los arte-libros de Magda Santonastasio, se pueden
considerar dentro de la primera escuela. Los libros son vehículos que contienen
y transforman los grabados y poemas que transportan. Textos levantados a mano, a
la vieja usanza, en caliente, relativos a la vida secular de especies animales
y humanas en entornos tropicales húmedos son ilustrados mediante grabados en
metal monocromos que dimanan la misma sencillez y esencia de los “haiku”
japoneses.
La factura manual y única de cada libro así como su
iconografía protegen la esencia de esas diáfanas percepciones ligadas a la
naturaleza y a la humanidad.
La segunda escuela es ilustrada por el
estadounidense Tim Ely, quien vendrá al país en 1992, y cuya obra se ilustra.
Ely se inspiró en ruinas y materiales desechados, los huesos, piedras y
artefactos del arqueólogo.
Philip Smith, el curador de la última exhibición de
Ely en el Victoria and Albert Museum of London, apuntaba que Ely “combina por ejemplo, fragmentos del
detritus de las pirámides egipcias con acrílicos, o piezas esculpidas en hueso
y usa estas como incrustaciones en las cubiertas de sus libros, logrando una
excitante pátina que enriquece las coloridas texturas de su superficie. Él
también se inspira en las formas de los libros medievales, por su rugosa
cualidad y espontánea organicidad la cual se refleja en su propio trabajo”.
De los artistas en libros citados, y a quienes he
podido tratar personalmente, una nueva similitud emerge, su calma, la ausencia
de agresividad en sus modales, que los hace lucir como samuráis levantando su espada
cuando conversan. Tanto su tono como su volumen trabajan juntos para explicar
su obra con la humildad de un ”simple” artesano quien no se considera a sí
mismo un “artista”. Carecen en general del agresivo exhibicionismo del
artista-vendedor contemporáneo, lucen felices con su trabajo, y rehúsan
sacrificar la calidad de sus arte-libros únicos a la febril vida social del
artista de metrópoli, aunque en su mayoría viven en ciudades de ritmo
vertiginoso, Nueva York, Londres, Bogotá, Sao Paulo, San Diego.
PINTURA-LIBRO
La pintura no difiere del libro por cuanto la
estructura del libro informa al artista de la misma manera que el lienzo al
pintor. De ello no resulta un libro más que se perderá en el ambiente de las
bibliotecas y los archivos, sino un libro con carácter e independencia.
Es cierto que aún la pintura es más aceptada como
medio artístico y producto artístico que el arte-libro e incluso la gráfica,
pero como advierte Tim Ely, ello se debe a que tradicionalmente el libro ha
contenido literatura.
Y cuando el libro ha sido finamente encuadernado a
mano para satisfacer a un determinado cliente he permanecido como un producto
elitista en una colección privada. Como contraste, sugiere Ely, cuando el libro
es un objeto pintado este tiende a gravitar ligeramente hacia mayores
audiencias en cuanto expresión artística.
La literatura, es muy distinta de los libros hechos
a mano, pero la historia de la factura de libros ha progresado, hacia la
literatura, resultando en una simbiosis, muy difícil de separar. Por ello, la
valoración artística del libro depende de que autores como Ely, Cedrán, Zárate
y Mena hagan del libro un verdadero vehículo para el artista y no sólo a un
medio atractivo para el mundo literario.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC, AICA
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p,2D Publicado el domingo 6 de octubre, 1991.
Revisado por el autor el 6 de abril, 2018.
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