GEORGIA O´KEEFFE: Paraíso Perdido
Exhibición
“Visiones de Hawái” de Georgia O´Keeffe (1887-1986):
19 obras en pintura al óleo, acuarela y dibujo. Mertz
Library Art Gallery, New York Botanical Gardens, Bronx, New York, EUA. Del 19 de Mayo al 28 de Octubre,
de 2018, de martes a domingo.
La obra de Georgia O´Keeffe, pionera del
modernismo estadounidense, ha sido objeto en años recientes de exposiciones
enfocadas en las primeras dos décadas de su carrera (1915-1930), para sopesar
su influencia sobre sus contemporáneos y generaciones posteriores de artistas.
La más reciente de ellas es la exhibición “Visiones de Hawái” que tiene lugar en el
Jardín Botánico de Nueva York, explorando la obra que desarrolló en las islas
cuándo viajo allí comisionada por una corporación frutera en 1939.
Es la primera vez que este conjunto de obras
de O´Keeffe, mayormente desconocido, puede ser apreciado desde su exhibición
original en 1940 en la galería de su esposo el fotógrafo Alfred Stieglitz, en
Nueva York. La muestra consistente de diecisiete pinturas, incluye además dos
bosquejos al óleo que nunca habían sido expuestos antes.
O´Keeffe que nació en una granja de trigo en
Wisconsin en 1887 y murió en Santa Fe, Nuevo México en 1986, fue en muchos
sentidos una artista única en su tipo.
Su modesta carrera como maestra y pintora,
despegó públicamente gracias al escándalo causado por la exhibición de fotos en
la que aparecía desnuda, que le tomó
Alfred Stieglitz – su amante y futuro esposo – desde que tuvo su primera
exhibición en Nueva York en 1917.
Stieglitz realizó más de 350 retratos de ella antes de su retiro de la
fotografía en 1937. En retrospectiva O´Keeffe escribió en 1978, “Cuando miro las fotografías que Stieglitz
tomó de mí –algunas de ellas hace más de sesenta años – me preguntó quién es
esa persona, es como si en mi única vida haya vivido muchos vidas.”
Sin embargo, fue su propia búsqueda de
independencia como persona y artista, la
que la afirmó al punto de convertirla en la primera mujer que pudo vivir de su
trabajo creativo en la escena estadounidense.
Su relación con la fotografía y el movimiento del “precisionismo”,
conocido también como “realismo cubista” en la década del veinte fue crucial en
su desarrollo. El término acuñado por el
fotógrafo Charles Sheeler, que designó al movimiento cuyo estilo, pictórico era
de gran detallismo y precisión. El grupo
del que formó parte O´Keeffe nunca contó con un manifiesto pero tenían mucho en
común en cuanto a estilo y temática.
Sus composiciones se caracterizaban por sus
formas simples y estructuras geométricas, contornos claros y un tratamiento
suave de las superficies, reduciendo lo accesorio a detalles mínimos. Los
precisionistas se definieron como estadounidenses por lo que sus temas eran
culturalmente enraizados en su país: rascacielos, puentes colgantes, ciudades
industriales, minas de carbón, y motivos y paisajes nacionales. Incluso motivos como las flores y la
naturaleza muerta fueron abordados bajo su enfoque.
Una influencia decisiva en el grupo, y en particular
en O´Keeffe fue la incorporación de las técnicas de otros artistas
especialmente del uso del “recorte” (cropping), el enfoque, la iluminación
nítida, los ángulos inesperados y el énfasis casi abstracto de los temas que hacía Paul Strand (1890-1976) en sus
fotografías. No obstante, O´Keeffe fue una de las primeras artistas en adaptar
su método a la pintura al representar acercamientos muy detallados de objetos
que eran típicamente estadounidenses al punto de que los hacía parecer
abstractos. Su motto era representar “la amplitud y maravilla del mundo como lo
vivo”.
LA
AVENTURA DE HAWAI
Tanto en lo profesional como en lo personal,
O´Keeffe pasó por períodos de agotamiento que reflejaban su precario estado de
salud físico y emocional. A raíz de la
notoria infidelidad de su esposo, empezó a distanciarse de Nueva York y empezó
a pasar los veranos pintando en Nuevo México a partir de 1929. Sin embargo, la situación marital termino
afectando su trabajo al punto que fue hospitalizada por un colapso nervioso en
1933. De hecho entre 1932 y 1934 dejó de
pintar a pesar de que para entonces ya era una artista popular y su obra se
había expuesto en ciudades importantes.
Cuando logra recuperarse completa en 1936 una
de sus obras más conocidas “Días de verano” donde representa un cráneo de ciervo con
vibrante flores silvestres con un fondo desértico. Esto abre una veta temática que crea
inusitadas expectativas en el mercado de arte.
Cínicamente, O´Keeffe había escrito en 1922 “La mayoría de la gente compra pinturas más
a través de sus oídos que sus ojos. Uno debe vender para vivir – para que
escriban y hablen de lo que uno hace”.
A pesar de que O´Keeffe pintaba lo que
quería, y no tenía necesidades económicas en su estilo de vida reclusivo en
Nuevo México, la crítica empezó a llamar su obra “limitada” y del tipo de
“producción en masa”, por lo que no dudo cuando en 1938 una corporación frutera
(que luego se transformaría en la Compañía Dole) le ofreció pagar su estancia
en las islas de Hawái a cambio de dos pinturas para ser usadas en una campaña
promocional. Ella aceptó con la
condición de que pintaría cualquier cosa.
O´Keeffe tenía 51 años, su salud era frágil emocionalmente, y ante la crítica negativa que estaba
recibiendo vio esto como nuevas posibilidades para su proceso creativo.
Llegó a las islas el 8 de febrero de 1938,
pasando nueve semanas en cuatro islas (Oahu, Maui, Kauia, y Hawai) pintando
cataratas, flores, y anzuelos de pesca antes de regresar a su hogar el 14 de
abril de 1939. Pero de vuelta en Nueva York, no había cumplido con su comisión.
Sacando fuerzas de su precario estado de salud finalmente pintó dos oleos: uno
de una flor de Heliconia y el otro de unos árboles de papaya.
La compañía estaba muy desilusionada dado que
no había pintado ninguna piña, el negocio principal de la empresa, así que le
enviaron una planta de piña completa. O´Keeffe escribió, “Es una planta hermosa…está hecha de largas hojas verdes y las piñas
crecen encima de ellas”. De ahí
surgen dos de las piezas centrales de la exhibición en la Galería Mertz del
Jardín Botánico de Nueva York: “Botón de Piña” y “Flor Ginger de tenaza de cangrejo” que en realidad se conoce en
botánica como tenaza de langosta.
En 1940 realizó una exposición individual
incluyendo 20 pinturas sobre tela que se inspiraron en su viaje a las islas y
que fue recibida muy favorablemente por la crítica. Ese mismo año O´Keeffe compro la casa al
norte de Rancho Fantasma de Abiqui, Nuevo México, el lugar con que más se
asocia su obra. La presente exhibición
incluye casi la misma colección que se presentó hace 78 años en Nueva York.
EL
AIRE EN SU OBRA
La muestra difiere temáticamente de sus obras
más conocidas, pero mantiene grandes similitudes en términos de acabado y
estilo. Estas son obras dominadas por
los acercamientos contra fondos distantes.
Por ejemplo, su obra “Heliconia” recuerda su
obra posterior “Pelvis con distancia” de 1943 y el acercamiento de las flores
parecen variantes de obras anteriores como “Jack in the pulpit IV” de 1930
inspirada en la planta arisaema triphyllum que crece en el este de los Estados Unidos. Otra similitud destacable es
entre esta pintura y las cataratas de Hawái.
Sin embargo, la colección esta imbuida de un
aire diferente al de su obra del desierto. Como le escribió a Stieglitz tras su arribo en
Honolulu, “Un beso para ti – suave y
quieto como este aire”.
El aire es un elemento diferenciador en esta
obra. La paleta de color evoca humedad y
un color amplificado especialmente cuando pinta las flores de hibisco, ginger
silvestre, banana rosa ornamental, contra fondos silenciosamente grises. Esto
se acentúa más porque esta muestra está rodeada por el aire de una exhibición
floral exótica de las islas, en el conservatorio Haupt, que va más allá de la
descripción de la pintora.
Si tomamos distancia notaremos que la muestra
incluye dos tipos de obras: las imágenes que cualquier turista puede admirar si
se aloja en un hotel de la playa de Waikiki como las aves del paraíso que son
sinónimo de las islas, y que la autora encontró en su primera inmersión y, el
ambiente singular y más profundo de las islas que descubrió conforme exploró
tierra adentro y que no existe en ninguna otra parte.
Se puede afirmar que en las islas descubrió
un tema tan grande como su talento. Su
técnica de escalar la forma de sus temas para enfatizar su forma y color, y
empoderarlos es abrumador en su interpretación de las montañas volcánicas
isleñas.
“Realmente
es algo increíble,” escribió
a Stieglitz, mientras trataba de conciliar el surrealismo de Hawái con la
abstracción que caracterizaba su quehacer.
O´Keefe declaró que “nadie ve realmente una flor – de verdad – es tan pequeña – no tenemos
tiempo – y mirarla toma tiempo…Así que me digo a mi misma – pintare lo que veo
– lo que flor es para mí pero la pintare en grande y la gente será sorprendida
al tomar tiempo para mirarla”.
Sus imágenes han recibido a menudo
interpretaciones con las que la artista estaba abiertamente en desacuerdo,
particularmente con sus críticas feministas que veían en sus pinturas veladas
ilusiones de la genitalia femenina. Para
esta artista no había simbolismo alguno oculto, solo la esencia del sujeto de
su arte.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC
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