KLIMT, SCHIELE Y PICASSO: Erotismo como Cosmos

Exposición Colectiva “Obsesión: Desnudos por Klimt, Schiele, y Picasso de la Colección Scofield Thayer”. 53 obras entre dibujos al carboncillo, crayón, plumilla, acuarela, gouache, litografía y pintura al óleo. Met Breuer, Nueva York, EUA.  Del 3 de julio al 7 de octubre, 2018, de lunes a domingo.

El coleccionismo es un agente indispensable en el mercado del arte. Sin su participación sería muy difícil la sostenibilidad de los artistas y sus creaciones. Pero, a diferencia de las galerías y museos profesionales, tanto su curaduría como los criterios de adquisición distan de ser consistentes en calidad y significación para el arte, la cultura y la sociedad.

De hecho, la mayoría de las adquisiciones hechas por coleccionistas privados a lo largo de la historia han consistido, en su mayoría, de encargos a los artistas para satisfacer la vanidad y la posición con base en preferencias estéticas determinadas por el gusto personal, la moda, y las motivaciones económicas tomando la obra de arte como una inversión que debe rendir una ganancia.

Pero, hay excepciones a la regla, como la colección desarrollada por Scofield Thayer (1889-1982), quien fuera heredero de una fortuna de la manufactura textil, en Nueva Inglaterra, EUA, entre 1903 y 1923.

Thayer, graduado de Harvard y Oxford, dedicó su juventud a promover el arte y la literatura de vanguardia mediante la célebre publicación “Dial” donde escribieron entre otros intelectuales y artistas, amigos suyos,  E.E. Cummings, T.S. Eliot, Carl Sandburg, Winslow Wilson y Ezra Pound. 

La revista introdujo al continente americano a autores europeos como Thomas Mann, W.B. Yeats y Hugo von Hofmannsthal, en narrativa, ensayos y poemas que eran acompañados de obras de Vincent Van Gogh, Renoir, Henri Matisse, Odilon Redon, así como Oskar Kokoschka, Constantin Brancusi y Edvard Munch que formaban parte de la colección de Thayer.

Sin embargo, por quebrantos en su salud mental – se le diagnosticó esquizofrenia paranoide – debió retirarse de la vida pública a finales de los años veinte, legando mediante testamento firmado en 1925 la mayor parte de su colección al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, que no supo de la donación hasta que Thayer falleció en 1982.

Aunque parte de la obra en la colección de Thayer había sido ya exhibida en 1924 en Nueva York, para la audiencia actual era practicamente desconocida.


                                                             "Los amantes" - Gustav Klimt. Dibujo con grafito. 1913

INTENSO ECLECTICISMO

La intensidad y eclecticismo de Scofield Thayer como coleccionista llevó a que los curadores del MET se tomarán más de treinta años en la intervención y preparación de una exhibición coherente. Al final decidieron enfocarse en 53 de las 600 adquisiciones que realizó Thayer cuando vivió en Viena entre 1921 y 1923, mientras recibía psicoanálisis por parte de Sigmund Freud.

Aunque los esfuerzos de Freud no evitaron la crisis mental que le sobrevino a su regreso a Estados Unidos, sí evidenciaron la fascinación de Thayer por el desnudo femenino a través de las representaciones disímiles de Gustav Klimt, Egon Schiele y Pablo Picasso que destacan en su colección.

Lo primero que llama la atención de la muestra curada por Sabine Rewald, es la “lógica” de la selección, más allá de la fuente de origen, ya que mientras encontramos compatibilidades entre Klimt y Schiele – maestro y discípulo que murieron por la gripe española en 1918 -, ambos contrastan con la obra de Picasso expuesta en la exhibición. 

Tampoco se justifica como una exploración del tratamiento del cuerpo desnudo en los inicios del Modernismo, ya que se presentan pinturas al óleo realizadas por Picasso que contrastan con el énfasis en la gráfica de los austriacos. Todo parece responder más bien a una concesión comercial que a un criterio curatorial para atraer público al Met Breuer, ya que el solo hecho de incluir a Picasso crea interés. Todo esto a pesar de que esta es una de las dos muestras  que de manera prominente conmemoran el centenario de la muerte de Klimt y Schiele.  La otra se presentó recientemente en la Neue Gallery de Nueva York.

Afortunadamente, las muestras de Klimt y Schiele se exhiben una al frente de la otra en la gran entrada de la galería, mientras la obra de Picasso llena una sala tras una pared, minimizando su incompatibilidad con el resto de la muestra.


                        "Mujer sentada con camisa" - Egon Schiele. Dibujo con grafito. 1914

EL DESNUDO COMO COSMOS

Cada uno de los artistas representa a las mujeres revelando con claridad no solo su propio tratamiento y aproximación al cuerpo femenino desnudo como fuente de erotismo sino también su respectiva cosmovisión.

Los estudios a lápiz de Gustav Klimt (1862-1918) son apenas visibles y titubeantes en comparación a los de su protegido Schiele, mientras Picasso exhibe con transparencia en su obra su conocida lascivia, sea sexualmente explícita o no.

Las modelos en los dibujos de Klimt como “Desnudo de pie” (1906-07) y “Desnudo reclinado” (1903-04) son representadas con una delicadeza clásica, como si un velo cubriera sus facciones, con un mayor detalle puesto sobre los brazos y los dedos que recorren el hombro sinuosamente mientras la cabeza gira elípticamente. Las líneas que dibuja Klimt son continuas y suaves evocando un cosmos en un continuum ininterrumpido.

Es indiscutible, en los dibujos de Klimt expuestos, cierta incomodidad con la realidad física de los cuerpos desnudos que representa. Por ejemplo, en “Los amantes” (1914) la relación física carnal representada por los dos cuerpos entrelazados, es apenas insinuada como si lo que estamos presenciando no debería verse. El artista nos deja atisbar sin definir claramente lo que percibimos, como si estuviéramos ante fantasmas.

La obra de Egon Schiele (1890-1918), por el contrario, deshumaniza con violencia al objeto de su representación.  De hecho, mutila sus partes trátese de dedos, pies o caras.  Sus figuras parecen heridas especialmente cuando recurre al gouache o la acuarela con sombras azules y naranjas como en “Desnudo en cuclillas con zapatos y medias negras, Vista de atrás” (1912) o “Desnudo de pie con medias negras” (1917). 

Es importante, hacer notar que el tratamiento que inflige Schiele lo aplica a sí mismo como evidencia su “Autorretrato” de 1911, una representación en que recurre a la acuarela, el gouache y el grafito sobre papel.

A diferencia de Klimt y Picasso, lo que interesa a Schiele es puramente lo físico.  Hay una tensión dinámica en sus dibujos como si los componentes del cuerpo fueran sometidos a pruebas de estrés arqueando sus músculos y articulaciones de forma constante.  

Recurre al artificio tanto como el medio lo permite para que sus figuras tengan posturas reales como en “Mujer sentada con camisón” (1914) donde su cabeza con la redondez facial de una muñeca es tan idealizada que no parece humana, mientras muestra su entrepierna desnuda con sencillez y realismo.  Es como una competencia irresuelta entre la realidad y la fantasía.


                                         "Tres bañistas por la costa" - Pablo Picasso. Dibujo con grafito. 1920

Y ENTONCES…PICASSO

Finalmente, se muestran obras de las dos primeras fases de la carrera de Pablo Picasso (1881-1973), que son irreconciliables con la fase cubista siguiente. Se trata en general de obras de carácter neoclásico que mezclan el rigor escultórico con la decadencia sentimental. 

Los esfuerzos juveniles de Picasso en obras como el gouache “El bebedero” (1905-06) y el dibujo  Viejo y joven” (1906) así como el clasicista dibujo a tiza  Cabeza de una mujer” (1922) no se comparan con la sofocante fuerza de los dibujos de Schiele o el aterciopelado erotismo de Klimt.

En la serie de dibujos “Las tres bañistas en la costa” (1920) Picasso sigue los contornos de sus modelos ignorando por completo sus proporciones, como si fueran producto de un sueño.  Parece más interesado en el dibujo mismo que en las mujeres que representa.

La obra de Klimt y Schiele hacen lucir a Picasso frívolo en la exhibición.  Pero como hemos comprobado una y otra vez, el gusto cambia y lo que importa en la obra de un artista varía con el tiempo. 

En el caso de Picasso ayuda el que sea considerado en la narrativa histórica como un pilar del arte del siglo XX, mientras Klimt y Schiele nunca jugaron un papel en el ahora desacreditado modernismo que transitó de la Escuela de París pasando por el conceptualismo y terminando con el llamado “Fin del Arte”.

Cuando miramos en el contexto actual los desnudos del pasado, racionalizamos la nostalgia que nos causan con sus aparentes clichés y fantasías tratando de aplicarles una fuerte dosis de realidad. 

Lo que antaño fue censurado y causó que la mayoría de las obras de la colección Thayer no fueran exhibidas por casi un siglo, sigue provocando hoy una sobredimensionada controversia en una cultura que se cree en el derecho de “intervenir” el pasado y reescribir la historia a su antojo.

Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC

Comentarios

CCACR dijo…
Excelente muestra de una colección única y rara vez exhibida. Gracias por acercarnos a al Met Breuer y los artistas
Orietta Oreamuno Gomez dijo…
Me encanta el trabajo de Klimt y Schiele. El de Picasso parece puesto alli a la fuerza. Muy buena la crítica.
Alfonso Chase Brenes dijo…
Tres artistas notables reunidos en una rara muestra que permite explorar sus coincidencias. Gracias Juan Carlos por mantenernos conectados con lo que pasa en la escena cultural con muestras relevantes.
Lilileth Clemens dijo…
Excelente crítica Juan Carlos. Ayuda mucho a ver a estos tres creadores bajo una nueva luz.
Leticia León dijo…
Una muestra que permite atisbar a la colección de Thayer con unos contrastes poderosos.
María Vargas Alvarado dijo…
Un análisis incisivo sobre tres artistas con serias diferencias conceptuales y de vida personal. Al contextualizarlos con base en el acercamiento al erotismo de cada uno de ellos enriquece el dialogo entre la vida y el arte. Gracias.

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