JOSÉ SANCHO: Sin mayores sorpresas
Esculturas de José
Sancho (Costa Rica, n. 1935): 38 piezas en mármol y madera. Plaza de la Cultura, del 7 de mayo al 7
de julio de 1985, de martes a domingo.
LASTRE CULTURAL
Sin embargo, su manierismo le impide dejar algo a la imaginación del espectador, todo lo “digiere”, vedando la interpretación y desarrollo humanos.
El gratuito parecido ha quedado lejos, estamos en 1985, ante un
artista de mayores posibilidades y retos, la etapa de la complacencia y lo “bonito”
ya terminó para José Sancho. Esperamos con ansias su próxima muestra.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA
Fuente: La Nación SINABI (2018), p. 2B. Publicado en la edición del viernes 31 de mayo, 1985. Revisado por el autor, el 28 de agosto, 2018.
Tres años después de su última exposición, el escultor puntarenense, José
Sancho, muestra su obra en la capital costarricense, sin mayores sorpresas a no
ser un mayor oficio y una exquisita colección de animales “prehistóricos”, en mármol
negro y blanco.
De las 38 piezas expuestas sólo “Sierpe" “Vuelo rasante” y “Vuelo
nocturno”, todas en mármol, trascienden el oficio y permiten intuir un vuelo poético,
que afirma su condición de escultor.
Con un patente arraigo en obras anteriores, Sancho, de profesión
economista, no abandona del todo su veta primitiva, a la vez sincrética, aun en
los trabajos pretendidamente abstractos.
Este escultor carece de la intencionalidad (concepto) que le permita
abandonar lo figurativo y entrar de lleno en el espíritu moderno, la
abstracción entendida como ¨no representación” del mundo visible, de lo que
resulta que su obra no puede ser abstracta, mientras se mueva “entre dos aguas”,
sin optar por ninguna al concretar una nueva escultura.
El pecado de Sancho es el “manierismo”, que se evidencia en su toma de
elementos abstractos y primitivos, por igual, sin un concepto plástico que le
permita discriminar la bondad de uno y de otro, así como entender que para ser
primitivo hay que nacer ingenuo y mantenerse así mientras que para crear arte
abstracto debe existir una conducta y una intención modernas y superar lo
figurativo.
Estas deficiencias son “cubiertas”, no resueltas, con un excesivo celo
en el detalle y el acabado final de sus esculturas.
"Metamorfosis", 1984. Mármol negro
LASTRE CULTURAL
La muestra en la Plaza de la Cultura prueba que Sancho participa del
movimiento moderno en sus anécdotas y acabados, más no en su esencia, ya que es
un hijo de la tierra, y de la naturaleza húmeda y tropical costarricense,
aunque a veces lo sienta como un “lastre cultural”.
Se lo ha descrito como un autor dedicado a la animalística, valga
decir a esculpir figuras animales, pero con todo y que le falta más
investigación y, por ende, proceso, madurez, Sancho no es un simple escultor de
animales. El ya busca el alma de cada figura o pensamiento que arranca a la
piedra o a la madera, el nervio y lo etéreo que le da significado y sentido.
Sin embargo, su manierismo le impide dejar algo a la imaginación del espectador, todo lo “digiere”, vedando la interpretación y desarrollo humanos.
"Vuelo", 1982. Mármol blanco.
POSIBILIDADES Y RETOS
Convendría que José Sancho enriqueciera su producción con una mayor entrega
en materia ya no de oficio, sino de espíritu, adentrándose en lo universal
cósmico de la naturaleza costarricense y latinoamericana.
Atravesar la sala de su presente muestra es como revivir un proceso de
reiteración, donde sólo pueden atraer por su búsqueda las creaciones más
abstractas, siempre plenas de un trabajo artesanal exquisito.
Su respeto por los materiales y el público que los recibe
transformados son reveladores de la naturaleza profesional y perfeccionistas de
este autor porteño, cualidades que sin duda se verían mayormente recompensadas
por una consecuente disposición a la investigación escultórica en las raíces
culturales nativas y no en una creación ecléctica, como la actual.
No hay nada aquí de la armonía austera y de la claridad ajena a todo
anecdotismo que permitieron a algunos osados compararlo con el escultor rumano
Constantin Brancusi, tiempo atrás.
Sancho carece de continuidad en materia de creación de obras
simbólicas, no es tampoco un místico o un filósofo, como su extinto colega
rumano pero sí hay en él un dominio de las formas simples y puras, lo que se
suma a un refinadísimo
trabajo sobre las superficies, que puede explotar más.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA
Fuente: La Nación SINABI (2018), p. 2B. Publicado en la edición del viernes 31 de mayo, 1985. Revisado por el autor, el 28 de agosto, 2018.
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