CARLOS CRUZ-DÍEZ: Apología Técnica y Narcosis Visual
Exhibición “RGB: los colores del siglo” de Carlos Cruz-Díez (n. 1923, Caracas, Venezuela; m. 2019, París). 16 reproducciones de obras mostradas originalmente en 2014 y, tres intervenciones de pasos peatonales capitalinos. Museo de Arte Costarricense (MAC), San José, Costa Rica. Del 14 de junio al 1 de setiembre, 2024, de jueves a martes.
El conceptualismo, el
cinetismo y el arte óptico, son tres hijos naturales de la pretensión
modernista de que ninguna obra de arte puede estar completa en el soporte
físico en que se la plasma y comunica, sin la participación de una audiencia
que la contemple y la procese cerebralmente para constituir una experiencia
integral.
Estos movimientos
emergieron primero en Europa en la segunda mitad del siglo pasado, pero
mientras en el arte conceptual la mente del espectador es libre de dirigirse a
cualquier parte a pesar de que se le hace una propuesta de contenido
específica, con frecuencia ideológica, en los otros dos movimientos, se ordena
la percepción de la audiencia imposibilitando que se desvíe, aunque lo intente
solo para provocar sensorialmente (cinetismo), o participando activamente
-moviéndose o desplazándose – para captar el efecto visual completamente
(Op-Art).
Tanto en el cinetismo
como en el arte óptico no requerimos contexto o análisis previo al experimentar
sus manifestaciones como si en otras escuelas y movimientos artísticos. Tampoco
pretenden comunicar emociones, porque su énfasis reside en los efectos que van
desde las líneas paralelas hasta los contrastes cromáticos, acordes a la
investigación técnica y científica de la que son parte.
No obstante, estamos
ante composiciones abstractas, a menudo geométricas, centradas en afectar
intencionalmente la percepción del espectador, quien para los efectos es el
único y verdadero creador de la obra.
En esta vena se
reconocen como pioneros a Víctor Vasarely, Naum Gabo, Alexander Calder y un
notable grupo de artistas latinoamericanos afincados en Europa como Julio Le
Parc, Eduardo MacEntyre, Jesús Soto y Carlos Cruz-Díez, entre otros, quienes
popularizaron los patrones abstracto-geométricos que generan efectos ópticos y
de movimiento ilusorios provocando un tipo de narcosis visual que permeó por
casi medio siglo tantos los medios culturales masivos como la moda, la
publicidad y hasta el diseño interior.
Cruz-Díez, el último
pionero en esta larga tradición, y quien más se ocupó de poner de relieve el
color como una realidad relativa a la vezque autónoma basado en datos
científicos, dividió su obra a partir de 1959, en series en las cuales
exploraba principalmente dos efectos particulares del fenómeno cromático: 1) las alteraciones de tonalidad y
claridad que experimenta el ojo cuando ve simultáneamente diferentes colores
(Inducción cromática) y, 2) la aparición de colores que se producen tras haber
contemplado otros colores (postimagen).1
Con motivo del centenario de su nacimiento, se han organizado sendas exposiciones retrospectivas en la sede del Centro Pompidou en Málaga, España, titulada “El color en movimiento” (21 de marzo al 29 de setiembre) y en la Galería Continua en Paris, titulada “La euforia del color” (2 de abril al 14 de septiembre) mientras la reposición de la muestra “RGB: los colores del siglo” circula de manera itinerante en naciones como Costa Rica.
Mientras las primeras dos muestras tienen carácter retrospectivo y permiten apreciar de forma integral obras originales claves de toda su investigación sobre fenómenos perceptivos o físicos concretos como los Colores aditivos, las Fisiocromías, las Inducciones cromáticas, las Cromo-saturaciones, las Cromo-interferencias, las Transcromías y los Colores al Espacio, las 16 reproducciones expuestas en la capital costarricense se limitan a tres de las ocho investigaciones conocidas del autor franco-venezolano. Pero, aún con sus limitaciones y la ausencia de otros medios del autor conocidos, las reproducciones en la muestra y sus intervenciones urbanas son un buen punto de partida para la reflexión obligada sobre el legado de Cruz-Díez en su centenario.
DEL REALISMO A LA ABSTRACCIÓN
Carlos Eduardo Cruz-Díez
nació en Caracas el 17 de agosto de 1923, hijo de Mariana Adelaida Díez de Cruz
y Carlos Eduardo Cruz-Lander, durante los últimos años del largo gobierno del
dictador Juan Vicente Gómez. Cruz-Díez hablaba de su padre como un poeta e
intelectual que se ganaba la vida en una fábrica de refrescos; ambos padres,
dijo, apoyaron su carrera artística.
Según el artista
estuvo en sintonía con los fenómenos del color y la luz desde muy joven; a los
9 años estaba fascinado por las proyecciones rojas en su camisa blanca causadas
por la luz del sol que se filtraba a través de las botellas de cola en la planta
donde laboraba su padre.
Asistió a la Escuela
de Artes Plásticas y Artes Aplicadas en Caracas, donde entabló amistad con
Alejandro Otero y Jesús Rafael Soto, quienes se convertirían en sus pares en la
abstracción geométrica y los movimientos de arte óptico y cinético,
respectivamente.
A esto le siguió una
exitosa carrera de diseño en Caracas. No obstante, fue director artístico de la
sucursal de Caracas de la firma publicitaria McCann-Erickson de 1946 a 1951,
mientras continuaba pintando en su tiempo libre. Se casó con Mirtha Delgado
Lorenzo en 1951 y formó una familia.
Cruz-Díez emergió a
finales de los años cuarenta en Venezuela como un realista social, sin embargo,
como artista, se sentía inquieto y cada vez estaba más insatisfecho con las
pinturas figurativas de corte social que representaban barrios marginales que
había estado haciendo: “pinturas que representaban la pobreza y los
problemas sociales (que yo no podía resolver) para que los coleccionara la
gente rica”. 2
Entonces se dedicó a
hacer esculturas abstractas y pinturas con partes móviles que el público
pudiera manipular, pero la búsqueda de lo que él consideraba una estética más
«participativa» –más adecuada para el arte público– lo llevó hacia la
abstracción geométrica y la investigación en el color.
Georges Seurat, Josef
Albers y Piet Mondrian fueron sus principales influencias, en esta fase, como
se evidencia en “Formas en el espacio” (1957), un lienzo tradicional
pintado con una franja de cuadrados de colores que parecen flotar sobre un
fondo blanco.
En 1954, abandonó
Venezuela con su joven familia y siguió a Otero, Soto y otros amigos de la
escuela a Europa, estableciéndose inicialmente en la ciudad catalana de El
Masnou, cerca de Barcelona.
Hizo frecuentes viajes a París, donde en 1955 le impresionó una muestra colectiva de arte cinético, “Le Mouvement”, en la Galería Denise René que incluía obras de Soto, Victor Vasarely y Jean Tinguely.
Fue la obra de
artistas como Jesús Rafael Soto y Pol Bury, en particular, la que alentó “Fisiocromía
No. 1” (1959), el avance más significativo de Cruz-Díez: un pequeño cuadro
cuadrado con franjas verticales de color muy apretadas.
Para sobrevivir y
financiar su investigación continuo practicando el diseño gráfico, produciendo
catálogos para artistas como Rauschenberg y Jim Dine, así como afiches para Roy
Lichtenstein. Su historia guarda muchas similitudes con las de otros artistas
latinoamericanos como el brasileño Hércules Barsotti y el argentino Tomas
Maldonado que trabajaron simultáneamente como artistas y diseñadores gráficos e
industriales.3
Su investigación lo
llevó a comenzar a usar tiras de cartón para crear superficies rotas con
efectos de color que cambian en respuesta al movimiento del espectador.
En la década de 1960
introdujo motivos orgánicos, produciendo “Fisiocromía no. 174” (1965), una
abstracción de inspiración matisseana con un lirismo a menudo ausente en su
obra posterior.
Y pronto Cruz-Díez estaba produciendo las obras públicas a gran escala que había previsto. Dos obras lo ilustran: “Fisiocromía No. 500”, que produjo en 1970 para la Bienal de Venecia de ese año, y que rompe bandas de colores pintados con tiras de plexiglás rojo para establecer un campo de planos flotantes de color; y una nueva versión de su primera “Cromosaturación” (1968), una instalación de tres habitaciones vacías iluminadas en rojo, azul y verde.
DE LA PERIFERIA AL CENTRO
Aunque vivió bajo
dictaduras y períodos de gran inestabilidad social, política y económica, nunca
uso su obra para comentar sobre tales circunstancias. “Nunca fui muy
político”, declaró en una entrevista en el 2011. “Una vez asistí a una
reunión del Partido Comunista y me di cuenta de que para unirme al partido
tenía que ser obediente. Nunca he sido obediente”. 4
La historiadora y
curadora, Estrellita B. Brodsky, considera que Cruz-Díez ha despolitizado el
color en su obra, “Al experimentar la intensa inmediatez del color como
luz en lugar de pigmento, el ojo del espectador se libera de la carga de
interpretar formas de representación que están predeterminadas por mensajes
políticos o de clase.” 5
Si la política nunca
fue de manifiesto interés en Cruz-Díez como revela su clara renuncia al
realismo social que lo popularizó inicialmente en Venezuela, es notable que los
cambios experimentados en su lenguaje artístico al transicionar de la
figuración a la abstracción promueven la noción de lo “universal” en
lugar de lo folclórico o nacional. En otras palabras, buscaba su validación “internacional”.
No deja de resultar
una ilustrativa paradoja que en el catálogo de su primera exposición en Madrid
en 1956 describa la tarea del artista latinoamericano como la de “evitar una
obra que es meramente el último eco de los logros europeos”. La presencia
de esos ecos lo había llevado a criticar inicialmente a su amigo y colega Jesús
Soto.6
Pero
tan solo dos años después, el autor clama que moverse de la figuración a la
abstracción fue su manera de no seguir representando la pobreza sin ofrecer una
solución, y de proponer una alternativa a las luchas sociopolíticas diarias.
Cruz-Díez
como Soto no producen sincretismo alguno entre la cultura de la periferia de
origen y la que adoptan o apropian como cultura central cosmopolita comunicando
tácitamente una neutralidad ideológica. Se enfocan en abandonar su “provincialismo
formativo” para ganar “universalidad”.
Como
ha dejado claro el crítico e investigador, Terry Smith en su análisis del
provincialismo artístico, “el aislamiento geográfico de los artistas en
las ‘periferias’ crea una tensión entre la “urgencia al localismo” y un
“renuente reconocimiento” de que todos los estándares y criterios para el arte
son establecidos en el ‘centro’”.7
No
debe extrañar entonces que Cruz-Díez y Soto sean criticados por su apropiación
de los “ecos europeos”. De hecho, Marta Traba quien a finales de
los sesenta había adoptado una postura marxista en sus escritos afirmó que ambos
“siguen la vía europea de ser leales solo a sí mismos y el neutralismo
obstinado, asexuado y experimental del grupo de “investigaciones visuales” que
enriquecen con obras técnicamente impecables.”8
La realidad es que
Cruz-Díez refleja en su búsqueda la necesidad de aceptación internacional que
conllevó la adopción de una sensibilidad europea afianzada en su residencia
hasta su muerte en París. Esto ha llevado a cuestionar si realmente
estamos ante un artista latinoamericano.
No obstante, como
hemos señalado, su práctica de la neutralidad no impide que su producción
visual tenga validez por lo menos desde la perspectiva del diseño y la
investigación. Aspirar a que un artista haga referencia a la turbulencia
política de su país nativo, para ser considerado latinoamericano es ciertamente
un clisé.
Por otra parte, al alterar la percepción visual, se opone a las nociones convencionales del arte como algo pasivo y estático. Y al demostrar cómo cambian los colores bajo la presión del tiempo y el espacio, sugiere, al estilo posmoderno, que se trata de un fenómeno culturalmente relativo, no universal.
EXHIBICIÓN EFÍMERA
El proyecto del
Centro Pompidou y la Fundación Cruz-Díez – exhibido en Costa Rica - tiene su
origen en una exposición concebida por el propio artista en el 2014. La propuesta curatorial original incluía obras de
instalación llenas de la iluminación especial de los tres colores primarios,
como "La cromosaturación" (1965), un entorno artificial
compuesto por tres cámaras de color, una azul, una roja y una verde que
sumergen al visitante en una situación completamente monocroma, las obras
bidimensionales "Couleur Additive" (Color aditivo), "Couleur
à l'espace" (Color en el espacio) e "Induction Chromatique"
(Inducción cromática), así como un programa de software interactivo y "Interactive
Chromatic Random Experience", que permitían a los visitantes tocar y
manipular directamente la obra de arte.
El concepto de la
muestra local, en cambio, se basa principalmente en reproducciones digitales
inspiradas en tres de las ocho investigaciones sobre el color realizadas por
Cruz-Díez, que manipulan tres colores, respectivamente: Red (rojo), Green
(verde) y Blue (azul). De ahí viene el acróstico RGB. Se trata de colores
básicos capaces de representar mediante su combinación cualquier otro color o
variante o al sobreponerse transformarse en blanco. En diferentes intensidades
pueden crearse con ellos hasta 16 millones de colores diferentes, según los
expertos.
Aunque las
exposiciones de esta serie en China y Corea del Sur incluyeron instalaciones
penetrables además de representaciones bidimensionales, la ofrecida en Costa
Rica fue sumamente modesta lo que restringió su carácter pedagógico,
interactivo e itinerante, y alejó el esfuerzo de la intención original de
acercar al público a sus obras.
En 1999, Cruz-Díez
justificó la iniciativa declarando que “Toda exposición de arte es, en
principio, un acontecimiento efímero. (…) Por eso he estructurado una muestra
de obras efímeras, con el objetivo de subrayar el hecho temporal que supone la
realización de una exposición. Al final, como en un concierto, lo que queda es
el recuerdo de las experiencias dialécticas y quizás un catálogo evocador.”9
Bueno, si somos honestos en este caso no queda ni el catálogo “evocador”. Como hemos apuntado desde que entramos en contacto con su obra y la de otros autores cinéticos y ópticos en los setenta, se parte de una posición extrema: en la no figuración proponen la creación de “objetos” y “mecanismos” como instrumentos dedicados a la expresión del movimiento real perceptivo (como el término cinetismo lo expresaba, de acuerdo con su raíz griega).
Cruz-Díez, cuya investigación lo llevó, décadas atrás, a inventar las “fisiocromías”; término bastante explícito puesto que se trata del color cambiante, gracias a un efecto meramente físico, llegó a un “callejón sin salida” que lo obligó a reiterar conceptos sin preocuparse por profundizar en ellos.
Por otra parte, la
antigua serigrafía que se había convertido, en el caso de autores cinéticos
(Julio Le Parc, Carlos Cruz-Díez, Rudy Ayoroa), en el medio ideal para divulgar
su obra; al permitirles representar como ningún otro sistema de impresión, el
movimiento rectilíneo con sobrecontrol, ha sido sustituido desde la década del noventa
por las reproducciones en exposiciones efímeras.
Como otrora la
serigrafía o impresión con plantilla las nuevas modalidades de impresión
digital se suman a los requerimientos de estos movimientos a fin de masificar
la distribución de sus trabajos.
No obstante, RGB: los
colores del siglo, es una muestra de obras digitalizadas, contenidas en un
archivo de datos descargable desde la página de la Fundación Cruz-Díez (https://www.rgb-colorsofthecentury.com/) vía Internet y elaborada
in situ con impresoras digitales, una aplicación para tabletas digitales y
elementos ensamblados por el personal de la institución receptora.
Adaptando las
técnicas de reproducción de imágenes y desmaterialización de los soportes, el
artista experimentó con las tecnologías de su tiempo para transmitir sus ideas
al mayor número de personas con el objetivo de disminuir el impacto de las
convenciones financieras y logísticas de las exposiciones tradicionales.
Para entender la propuesta que Cruz-Díez hace como investigador en la muestra local, debemos al menos explicar brevemente como percibimos el color. La luz visible es sólo un segmento del espectro electromagnético, obviamente, “lo que podemos ver”. Pero ¿cómo vemos? Si descomponemos nuestra percepción de la luz en fases, podríamos hablar a grandes rasgos de dos momentos principales: aquel en el que la luz es captada por nuestros ojos y, a continuación, aquel en el que realmente hacemos algo con esa percepción en nuestro cerebro.
Nuestros ojos tienen
una serie de células sensoras que son sensibles a diferentes longitudes de onda
del espectro, desde las frecuencias más bajas que consideraríamos “rojas”,
la frecuencia intermedia “verde” y la frecuencia más alta “azul”.
De esta manera,
cuando cierta cantidad de luz incluye una cierta cantidad de frecuencias “rojas”
y “verdes”, nuestro cerebro acabará haciendo los cálculos y creará la
frecuencia intermedia “amarilla”, un segmento del espectro que en realidad no
percibimos, pero que nuestro cerebro “sabe” que está presente debido a
una mera interpolación, por lo que imaginamos ver “amarillo”, incluso si
en realidad no lo estamos viendo con nuestros limitados ojos “RGB”.
Nuestro cerebro
necesita coherencia y, para crear un modelo consistente que pueda comprender,
crea incluso el Magenta, un color que no está presente en ningún lugar del
espectro electromagnético, pero que nuestra mente necesita de forma absoluta
cuando nuestros ojos nos dicen que una determinada cantidad de luz que entra en
ellos solo tiene componentes “rojos” y “azules”, pero no verdes.
Por lo tanto, el
color es un producto de nuestra imaginación. Lo que vemos depende en última
instancia de la capacidad de nuestro cerebro para comprenderlo y codificarlo
con un significado, de ahí el valor psicológico del color para la comunicación.
En pocas palabras,
independiente del medio en que Cruz-Díez nos comunique los resultados de su
indagatoria en el color y el movimiento se le reconoce como un diestro
diseñador y técnico que sabe cómo afectar nuestro cerebro para producir efectos
singulares en nuestra experiencia visual.
Sin embargo, la
prueba de principios ópticos sobre planos bidimensionales y tridimensionales no
es motivación estética suficiente para ver su obra de rojos, verdes y azules
rectilíneos, en exhibición, que se niega a ser mirada, en el sentido de
profundizada: porque oculta, bajo sus trucos de luz y color, un testimonio de
la inteligencia agotado en la repetición del descubrimiento técnico, no
obstante, vacío.10
En retrospectiva, podemos afirmar sin ambages que Cruz-Díez fue un diseñador e investigador visual competente que se apropió de un lenguaje europeo internacional basado en la recreación óptica del movimiento y el color- exento de emociones-, pero enfocado racionalmente en afectar la retina de sus espectadores mediante obras técnicamente impecables y neutrales sin mayor propósito o concepto que sumergirlo en la narcosis cromática de lo efímero.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA
Referencias:
1. Michel Gauthier (2024). “Carlos Cruz-Diez: el color en movimiento”. Editado por la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y otros Equipamientos Museísticos y Culturales. Centre Pompidou. Málaga, España.
2. Brodsky, Estrellita. 2010, January 1. “Interview to Carlos Cruz-Diez”. BOMB Magazine. https://bombmagazine.org/articles/2010/01/01/carlos-cruz-diez/
3. “The weight of form: the graphic design of Carlos Cruz-Diez” Catálogo de la exposición. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia (Madrid, Spain. March 12 – June 11, 2021)
4. Brodsky, Estrellita. 2010, January 1. Ibid
5. Ibid
6. Natalia Sassu Suarez Ferri, ‘Carlos Cruz-Diez’s Physichromies : Between Centre and Periphery’, Tate Papers , no.32, Autumn 2019 , https://www.tate.org.uk/research/tate-papers/32/carlos-cruz-diez-physichromies, accessed 11 July 2024.
7. Terry Smith, ‘The Provincialism Problem’, Artforum, vol.13, no.1, September 1974, pp.54–9.
8. Florencia Bazzano-Nelson, ‘Marta Traba: Internationalism or Regional Resistance?’, Art Journal, vol.64, no.4, Winter 2005, p.87
9. Cruz-Diez, Carlos. 1999. RGB | Cruz-Diez | 10 years. https://www.rgb-colorsofthecentury.com/
10. Flores Zúñiga, Juan C. “Escultura pública en Panamá”, Ars Kriterion E-Zine, vol. 2, Abril 28, 2019. https://arskriterion.blogspot.com/2019/04/escultura-publica-en-panama-sincretismo.html
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Felicidades!!!