DANIEL NIERMAN: El Pasado y los Sueños
Exposición individual de Daniel Nierman (México, n.1959): Síntesis de
“Haciendas Mexicanas” (1986), e “Imágenes de México” (1987). 32 fotografías en
sistema Cibachrome. Espacio Jorge Debravo. Del 31 de marzo al 2 de mayo, 1987, de
lunes a sábado.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 10 de abril, 1987.
El novel fotógrafo mexicano Daniel Nierman
confronta una síntesis de sus dos muestras individuales más recientes, en
nuestra capital. Auspicia de este modo la oportunidad de apreciar un naciente
estilo en una técnica limpia que inspira respeto hacia el autor y su obra.
La muestra se puede dividir en dos segmentos,
comunicados mediante un tratamiento idealista de los objetos captados: realismo
y surrealismo.
Preocupado por atrapar la marcha inexorable
del deterioro y el pasado romántico en su serie “Haciendas Mexicanas”, así con los ámbitos oníricos por medio del
artificio y la manipulación rápida en “Imágenes
de México”, el autor evidencia un aprendizaje rico en conceptos estéticos
propios, no obstante influidos por cierta escuela europea, de la que es maestro
Eugene Atget.
En el ámbito del verismo fotográfico,
destacan las imágenes nutridas de nostalgia y sostenidas por ella en la
experiencia del observador, tales como “Reflexión”,
“Salón de música” o “Interior”.
Los desvanes abandonados, los senderos
interiores, olvidados pero celosos de su otrora brillante existencia, reúnen
condiciones que sustentan el testimonio verista y romántico.
Son relevantes, por otra parte, las
operaciones efectuadas con base en la nostalgia, ubicadas en una atmósfera
surreal explícita en las obras tituladas “Recuerdos
de un naufragio”, “Callejón”, y “Fantasía prismática”.
Asimismo, la búsqueda de la impronta de lo
pretérito en “Abstracción” y “Erosión”, así como el testimonio
contemporáneo de las propias obsesiones, admiraciones y lugares comunes,
reflejados en “Homenaje a Chaplin”. A
ello se agrega la exposición de imágenes en bodegones, donde los maniquíes
(recordar Atget) adoptan un significado inmaterial y lejano, como si la
creación con base en modelos humanos constituyera una negación del modelo
inspirador debido a la frialdad de su uso “objetual”.
Licencias
Nierman trabaja, como los fotógrafos
contemporáneos, el sistema Cibachrome, que consiste en “positivar” un positivo,
mediante la impresión de una transparencia (diapositiva) sobre el papel
positivo.
La técnica favorece la concreción de sus
conceptos estéticos, no miméticos, por cuanto no rechaza la tarea rápida, el
artificio y la manipulación en demasía. Opera el medio como un apunte rápido de
visiones que en el entorno y la interioridad del artista interactúan, con suma
presteza, como para ser captadas o improvisadas a profundidad.
En otro sentido, no creo que su trabajo
desconcierte; antes bien, revisa el mundo de la memoria y sus hallazgos, los
comunica con sus fotos a otros bancos de memoria, acentuando la nostalgia y, a
diferencia del abuso gratuito de los efectos y los motivos, lo hace con
discreción y sentido plástico, no didáctico, por cuanto se vale para ellos de
licencias poéticas.
Se puede puntualizar, sin temor a
equivocaciones que este joven mexicano tiene los pies sobre su tierra y
encuentra en lo ruinoso y aún en lo vetusto, algo vital; lo que se niega a
morir y todavía en los últimos minutos de su existencia pugna por sobrevivir,
mediante el recuerdo y la imagen que lo testimonian.
Agradan sobremanera sus “Haciendas”, herederas del porfiriato o los “salones de música” vestigios de un breve imperio. Vale decir, los
rincones destruidos que el presente procura olvidar bajo el cemento y la
varilla, y que el autor-fotógrafo descubre y muestra en esas evocaciones.
Lo que hace ahora no es representativo de su quehacer,
en cuanto responde más a una indagatoria inconclusa que a un producto
cristalizado. Además procura un mayor control sobre los elementos de sus
composiciones, alejándose del verismo idealista de hace poco tiempo. Es obvia
su negativa a encasillarse en la nostalgia. Su visión, en efecto le demanda
nuevos retos, aún los inciertos, para mantener su autenticidad.
Los valores de sus “Haciendas” contrastados con los de sus “Imágenes”, favorecen a las primeras en términos de concreción
fotográfica, pero las otras son el futuro que aún no vemos y que sólo la
disciplina y el conocimiento confirmarán como valores más permanentes.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 10 de abril, 1987.
Revisado
por el autor el 10 de abril, 2018.
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