PIETER BRUEGEL “El Viejo”: Mundo Caótico y Siniestro
Exhibición
monográfica “Una vez en la vida” de
Pieter Bruegel “El Viejo” (1525-1569). 28
obras en pintura al óleo sobre madera y/o tela, 27 dibujos y 33 grabados. Kunsthistorisches Museum, Viena, Austria. Del 2 de octubre del 2018 al 13 de enero, de
2019, de lunes a domingo.
"La Torre de Babel", 1563. Pintura sobre panel de madera. Versión en Viena.
M.A., Juan Carlos Flores Zúñiga, AICA, BSc
A primera vista los enciclopédicos paisajes
de Pieter Brueghel “El Viejo” por su amplia cobertura de abigarrados motivos y
personajes, representados con una minuciosidad puntillista, parecen reflejar un
mundo vibrante, ocupado y brillante, cuando en realidad son panoramas mayormente
sombríos y dramáticos tratados con ironía y humor que se mueven entre la
comedia y el horror.
Tres cuartas partes de la obra de Brueghel
que ha sobrevivido puede ser apreciada por primera vez, crítica y
científicamente, merced a la nueva exhibición que con motivo del 450
aniversario de su muerte acaecida en 1569 se realiza en el Museo
Kunsthistorisches de Viena.
Más de noventa obras entre pinturas, dibujos
y grabados se exhiben en esta muestra monográfica única. Las dos pinturas sobre
la Torre de Babel, una del museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam y otras de
la propia colección del museo anfitrión, son reunidas por primera vez.
Otro plato
fuerte es la inclusión de la “Adoración
de los Magos en la Nieve” (1563) del Am Romerholz de Winterhur, Suiza, y
dos pinturas que han sido restauradas para la exhibición: “Dulle Griet” (alrededor 1562) del Museo Mayer Van den Bergh de Amberes
y el “Triunfo de la Muerte” (1562-63)
del Museo Nacional del Prado en Madrid.
También se exhibe por primera vez “Cristo cargando la Cruz” (1564), su
panel más grande y el único que ha retenido su formato original. Se lo muestra
sin marco para que se pueda observar tanto el frente como el reverso de la obra
y apreciar la fragilidad del soporte de madera y como fue construida. Muchas de
las obras en exhibición han sido enviadas por primera vez en siglos a Viena.
La muestra curada por un equipo internacional
liderado por Sabine Pénot está organizada en orden cronológico y temático para
apreciar el desarrollo estilístico y la variedad de la obra. Las galerías del museo despliegan sus obras
maestras mientras las salas adyacentes, más pequeñas, los descubrimientos
científicos sobre el proceso artístico de Brueghel y sus innovaciones en el
género del paisaje.
Considerado pionero del arte renacentista en
el norte de Europa, y uno de los más exitosos e influyentes pintores del siglo
XVI, Brueghel es conocido por obras como “La
Torre de Babel”, “La boda campesina”
y “El triunfo de la muerte” en las
cuales describe con gran meticulosidad mundos caóticos y a menudo siniestros.
Sus obras también parodian los temas
religiosos, se burlan de la devoción piadosa, e introducen la muerte y la destrucción con sorprendente realismo al
tiempo que transforman a los campesinos en protagonistas principales.
En un momento de la historia en que la
Inquisición Española barría Europa, Brueghel exhibía un cómico, violento y a
veces desagradable universo de gente común. Algunos han interpretado que estaba
criticando al gobierno de su tiempo, por lo que parte de su obra ha sido
considerada subversiva.
No debe extrañar, que, a pesar de su éxito,
aconsejara a su esposa en su lecho de muerte que quemara sus dibujos por temor
a que estos fueran demasiado cáusticos e irreverentes y causaran problemas con
las autoridades de acuerdo con su biógrafo Karel Van Mander. No obstante, Brueghel
en vida había hecho cambios a sus propias composiciones que pueden servir de
indicadores de su perspectiva.
CRÍTICA
Y CIENCIA
Dije al inicio que es la primera vez que su
obra puede ser apreciada en un solo lugar, crítica y científicamente. Se había
intentado infructuosamente reunir antes en Viena su obra principal, dado que el
Kunsthistorisches posee la mayor parte de sus pinturas sobre paneles de madera.
Pero esta vez la investigación de casi seis años con tecnologías de punta convenció
a los otros museos de prestar sus obras a pesar de su fragilidad. Hay mucha literatura sobre Brueghel, pero no
sobre sus métodos de producción artística.
Modernos análisis no invasivos mediante rayos
X e infrarrojos aplicados primero a las doce pinturas sobre madera en Viena que
cubre la mayor parte de la carrera de Brueghel, revelaron numerosos bosquejos
originales bajo las pinturas creados como guías por el pintor, que proveen
hallazgos sobre cómo el artista desarrolló su técnica.
Al inicio de su carrera dibujó con mucha
precisión y su pintura fue fiel a sus bocetos, pero en los trabajos tardíos
pintó más libremente, con independencia de los bocetos. En la conocida versión en Viena de la Torre
de Babel no todas las figuras en el boceto base fueron recreados en la pintura
final.
Como otros maestros del siglo XVI, Brueghel
construyó sus pinturas paso a paso sobre paneles de madera, por lo general de
roble, capa por capa. Empezaba con una base con un color ligero que servía de
fundamento, conocido como el piso, hecha de tiza y pegamento de origen animal,
sobre la cual bocetaba su composición. Luego pintaba usando pigmentos en
aceite. Podemos apreciar el proceso en
la secuencia exhibida en el museo desde que se coloca la base hasta que se
completa la pintura sobre madera “Los dos monos” (1562).
Pero la investigación no se limitó solamente
al proceso, sino que reveló que debajo de las capas de las pinturas del maestro
nacido en Breda, se escondían detalles macabros.
"La batalla entre Carnaval Cuaresma", 1559. Pintura sobre madera.
Por ejemplo, en “La batalla entre Carnaval y
Cuaresma” pintada en 1559 se descubrieron cambios que habían sido hechos a la
obra a lo largo de los siglos.
Los primeros bocetos de la pintura permiten
ver un cadáver dentro de un carromato que una vieja mujer arrastra. Luego
descubrimos otro cadáver sobre el piso con su cara hacia el espectador, echado
ominosamente cerca de un niño enfermo.
Pero en la versión final de la pintura, la que podemos ver con nuestros
propios ojos, estos elementos macabros ya no existen.
Otro elemento significativo en esta pintura donde
se muestra por un lado gente celebrando el festival y por el otro, los
observadores piadosos en una especie de competencia entre paganos y religiosos,
fue que los rayos infrarrojos evidenciaron que en lugar de los dos pescados, Brueghel
había pintado originalmente dos cruces – un símbolo de la iglesia. Luego quitó
las cruces y pintó en su lugar pescados, alimento tradicional servido durante
la cuaresma.
Otro caso interesante es la obra “La Masacre de los inocentes” cuyo
original se encuentra en una colección británica, y del cual se exhibe una
copia. Algunos críticos la consideran la
más estridente crítica sobre las atrocidades de la Inquisición Española en los Países
Bajos. Por lo que algunos espectadores pueden haber sentido que la violencia
descrita era excesiva, y reemplazaron las imágenes de niños muertos por las de
animales, y así es como se ve hoy la obra.
Mediante la tecnología del proyecto “Inside Brueghel” (www.InsideBruegel.net) podemos
conocer el proceso creativo del artista y como tomaba decisiones, pero también
como la mayoría de su obra pictórica ha sido “intervenida” tras su muerte, por
los distintos propietarios de la misma que cubrieron detalles que les
molestaban.
"Paisaje de invierno con trampa de pájaros", 1565. Pintura sobre madera. Bruselas
DIORAMA
DEL MUNDO REAL
Nuestra percepción de la obra de Brueghel
también se ha visto afectada por la labor del linaje familiar de artistas que
estableció en los Países Bajos, algunos de los cuales se consagraron a copiar
algunas de sus obras más gustadas. Se
sabe por ejemplo que de su pintura “Paisaje
de invierno con trampa de pájaros” (1565) se han realizado más de 130
distintas versiones.
Aunque Brueghel fue popular hasta avanzado el
siglo XVII cayó en la total oscuridad hasta que fue redescubierto a final del
siglo XIX. No todas sus obras han
sobrevivido. Algunos de sus trabajos sobre tela fueron demasiado delicados para
soportar el clima por décadas, otras pinturas desaparecieron y solo se sabe de
ellas debido a copias.
Es innegable que Brueghel creó su propio
mundo al poder apreciar como nunca en la historia su ilimitado genio en la
muestra actual en Viena.
El arte de Brueghel es rotundamente diferente
al de su coterráneo Jerónimo Bosch “El Bosco” (1450-1516), con quien a menudo se
le compara y del cual tomó algunos componentes imaginativos, aunque a
diferencia del pintor medieval cuyos fantasmagóricos y abigarrados conjuntos
impresionan aún hoy, el enfoque de Brueghel es más humano y generoso.
A diferencia de autores posteriores como
Rubens, Rembrandt y Picasso no estaba obsesionado consigo mismo, sino que
representaba el mundo de la gente común de su época.
Lo podemos notar claramente en su pintura
sobre madera “Adoración de los magos en
la nieve” (1563) donde el simbolismo no está en el tema sacro, sino en el
entorno humano. Solo buscando con
atención podrá usted ver a través de los copos de nieve que caen a los reyes
visitantes arrodillados ante la mujer y su bebé. La pintura ilustra claramente
la ironía de un mundo que recibe a un “Salvador”
pero cuyos niños y adultos prefieren ir a patinar sobre un lago helado al borde
del bosque.
"La Adoración de los Magos en la Nieve", 1563. Panel sobre madera. Suiza
De manera similar, siempre con su perspectiva
desde lo alto, Brueghel capta a los niños patinadores y adultos también, sobre
los rectángulos azules de hielo en “Cazadores
en la nieve”, donde el perro de uno de los cazadores se nos queda mirando.
Hay tres aspectos medulares que caracterizan
la obra de Brueghel:
1.
Sus pinturas representan mundos
Una de las razones por las que Brueghel ha fascinado
al mundo moderno, es porque tanto los temas como las representaciones en su
obra no se sienten ajenos o remotos.
Es evidente, por ejemplo, en su pintura sobre
los horrores de la guerra titulada “Dulle
Griet” (1563) inspirada en una figura del folclore flamenco conocida como “La Loca Rita” que lidera un ejército de
mujeres para saquear el infierno.
Aunque la composición se encuentra en el
ámbito de lo macabro y recuerda a El Bosco es plena de humor y de ingenio. “Dulle Griet” lleva de hecho una
armadura deportiva y blande una espada. Una daga cuelga de su delantal y de su
cesta sobresale el arma decisiva contra las tropas infernales: una sartén.
Las mujeres campesinas atacan a los soldados armados
mientras los demonios piratas danzan en las llamas de una ciudad saqueada.
No es la única pintura donde Brueghel
invierte el rol que prevalecía en los Países Bajos durante el siglo XVI, mostrando
mujeres astutas que llevan los pantalones literal o simbólicamente.
Contemporáneamente esta obra inspiró al
dramaturgo Bertold Brecht, como el mismo lo reconoció, en la creación de su
obra de teatro “Madre Coraje”.
"Dulle Griet", 1563. Pintura sobre madera. Amberes
2.
Visiones amorales arraigadas en el mundo real
El mundo real y material es un hecho
innegable en Brueghel. La medida de la felicidad
por ejemplo no es espiritual o emocional, sino más concreta: un estómago
lleno. Lo vemos rotundamente en la “Boda Campesina” donde los comensales
populares pero pudientes se atiborran de waffles mientras los servidores traen más
frituras. Afuera está la gente realmente pobre.
El pintor no menosprecia a los campesinos,
como era común en la obra de otros pintores de su tiempo. Por su propio origen campesino, Brueghel sentía
empatía por sus personajes inspirados en la vida y necesidades reales: sus
virtudes y pecados. La gula, por
ejemplo, es marcada en esta imagen, como también en su grabado “Gran pescado come pequeño pescado”
(1557).
Un enorme peje ha sido arrojado por el mar del norte con su estómago
lleno de frituras. Lo cual descubrimos por el pescador que abre sus entrañas con
un gran cuchillo. Al final, el pequeño se
come al más grande.
No hay juicio en el artista y aunque se
percibe cierta crítica social no es en contra de sus personajes. Brueghel no levanta su dedo señalando desde
una perspectiva moral a los demás. Guarda la distancia y por eso a menudo pinta
con la perspectiva desde lo alto.
"Boda campesina", 1567. Pintura sobre madera. Viena
3.
Abigarrados dioramas
Una característica constante en la obra de Brueghel
es su creación de abigarrados dioramas de la realidad, maquetas que se
extienden para cubrir todo lo posible en el mundo observado. La mayoría de sus
obras sobre madera están dominadas por espacios que se despliegan y la
proliferación de todo tipo de gente ocupada en tareas nobles e innobles al mismo
tiempo y que sin importar lo diferentes que sean comparten el mismo destino, la
muerte.
La obra “El
triunfo de la muerte” (1562) que es considerada su obra maestra despliega
distintos espacios en un mismo escenario con gente que es enviada a un enorme
ataúd en medio de la pintura por un ejército de esqueletos bajo un cielo
enfermo. Un caballero a la derecha trata
de luchar con su espada contra la muerte, pero las hordas sin vida no
descansan. Todos deben sucumbir a su destino. El fin viene, pero nunca falta
uno que trate de aprovechar hasta el último momento para consumir cerveza, y
waffles.
Brueghel elude la fácil categorización.
Algunos le han llamado un “segundo Bosco” porque se inspira en las imágenes demoníacas y fantasmagóricas de su predecesor, también el “campesino Brueghel”
por colocar en primer lugar a los campesinos en sus obras, pero también “político”
por denunciar implícitamente las atrocidades españolas en los Países Bajos.
Viene a colación su panel “Juegos Infantiles” (1560) donde podemos
observar con inquietud una plaza principal donde corren sin control 230 figuras
de niños disfrutando bulliciosamente de juegos de todo tipo, muchos de ellos
hoy olvidados. No hay adultos aparentemente en la escena, solo niños que
corren, que juegan, que pelean, que gritan blandiendo garrotes y amenazando con
palos. Algunos ruedan barriles, otros
pulverizan ladrillos. Es el reino de la
anarquía. Grupos juegan con gentileza al
lado de pandillas de bravucones. Hay
tanto gritos de alegría como de dolor.
"Juegos Infantiles", 1560. Pintura sobre madera. Viena.
Es un mundo puesto de cabeza gobernado por
infantes. Al tiempo que, siniestramente,
desde una ventana prominente a la izquierda, un niño cubierto con una máscara
revisa la escena. ¿Son realmente niños o
adultos jugando a ser niños?
La verdad es que, es que el artista fue más
bien un consumado costumbrista que representaba sistemáticamente los proverbios
y costumbres populares del folclore de los Países Bajos. No se puede negar también su contribución a
la innovación a la pintura paisajista por sus fondos ricos en componentes
naturales, climáticos y animales.
Su arte cambia paradigmáticamente la visión
de un mundo medieval a otro moderno. La ironía es el vehículo que conecta ese
cambio. Aunque pintó temas religiosos,
estos deben descubrirse ocultos entre los enjambres de figuras aglomeradas lo
que confirma su interés en la humanidad más que en lo sobrenatural que asustaba
a sus predecesores.
Agudo observador de sus congéneres, las
bondades y dificultades del entorno y la naturaleza, Brueghel no pasará de moda
porque capturó sus contradictorias emociones y estados mentales con la misma
fascinación por la humanidad de un contemporáneo.
M.A., Juan Carlos Flores Zúñiga, AICA, BSc
Comentarios
Muy interesante su artículo.
Gracias por compartirlo!
Saludos.