FELIX ARBUROLA: "Status-Tuus"
Exposición individual del dibujante Félix Arburola
(1947-2015): “Status Quo”. 12 dibujos en técnica mixta. Galería Andrómeda. Del
20 de noviembre al 1° de diciembre, 1986, de lunes a viernes.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 5 de diciembre, 1986. Revisado por el autor el 11 de mayo, 2018.
Siempre
hemos convivido con un “estado de cosas”.
Su existencia constituye una veta, aparentemente inagotable, para quienes, con o
sin talento, se lanzan a través de un medio de expresión artística en contra de
su permanencia.
De alguna
manera, el origen de la ilustración con visos socio políticos y culturales
tiene sentido en la medida en que exista un orden establecido en la sociedad.
Cuando éste no tiene un carácter opresivo, algunos autores, dedicados por lo
general a la publicidad o al dibujo comercial, optan por nutrir sus obras de
testimonios ajenos, como el dolor y la tragedia de pueblos vecinos.
Hay en
esto mucho de truculencia, porque cuando no se siente la presión del Estado y
sus agentes, ciertos autores inventan el miedo, cuando no el terror, que existe
en otras sociedades con brutal obviedad. Así justifican su quehacer.
Numerosos
dibujantes costarricenses son víctimas de una búsqueda gratuita del color y la
violencia, de ahí inautenticidad de sus obras. Procuran lastimarse a falta de
estímulos que justifiquen, en unos casos, su ideología “marxista”, y en otros,
su frustración o paranoia.
Costa
Rica, en general, ha carecido de regímenes totalitarios, juntas de censores
oficiales y militares megalomaníacos, diferenciándose del resto de sus vecinos
latinoamericano y caribeños.
Este
conocimiento nos coloca en posición de analizar más positivamente la obra
gráfica de Félix Arburola, discípulo, según su decir, del caricaturista Hugo
Díaz y el dibujante Fernando Carballo, entre otros.
Sincera ilustración
Arburola,
como otros dibujantes nativos, sobreviene el ámbito de la ilustración
comercial, relegando a un segundo plano su aspiración más válida como
dibujante. Sin embargo, a diferencias de otros, ha empezado a consolidar un
estilo personal y un concepto gráfico respetables.
Exposición
tras exposición se ha hecho evidente, para el espectador atento, la presencia
de una identidad, determinante del estilo que ha logrado, en parte,
independizar de sus “maestros”, así
como de la cercana influencia de la gráfica guatemalteca, especialmente de
Arnoldo Ramírez Amaya.
La
presente muestra de este conocido autor de ilustraciones para textos y revistas
infantiles, consistente de una serie de trabajos sobre manos estrambóticas que
dominan el espacio cargado de grafías, cuadrículas y círculos dispersos, tiene
el mérito de no ser otra cosa que ilustración.
En un
medio donde el dibujo se expone con actitud vergonzante, resulta estimulante
para el espectador enfrentarse a un trabajo que no pretende ser otra cosa más
de lo que es.
Con una
intencionalidad revelada en la verticalidad de las manos, evocadoras del orden,
y las flechas que no sugieren, sino que decretan, juntamente con las correas
que retienen, sin ánimo de perpetuidad, Arburola construye una propuesta donde
los signos pretenden testimoniar una opresión social y política, globalmente
cultural. No obstante, el significado de los signos ha sido develado por su
autor, quien se ha visto superado por el carácter artístico de sus
ilustraciones, que alcanzan visos sicológicos. Y lo que es más importante, resultados
plásticos en algunas de sus obras.
Los 12 cuadros
tienen, además, una secuencia que se muestra en una segunda lectura del
conjunto y que apunta a una sucesiva transformación de la personalidad de la mano
representada.
Hay en su
trabajo algo que retoma del “pop art”,
aunque ignoro si de manera consciente, y es el estilo del norteamericano Roy
Lichtenstein (1923-1997) , quien, a diferencia de sus compañeros de generación,
interesa no tanto por lo que observa como por el modo de observar. Y aquí
nuevamente la anécdota sociopolítica pierde interés en favor un valor estético
que la hace valedera.
El tema
elegido y la forma exterior del cuadro son, a menudo, relegados a un segundo
plano, dándose máxima importancia al modo de asimilar y construir una
percepción visual.
Arburola
ha recibido, por otra parte, la herencia de autores del decenio del 60, quienes
dejaron que la calle se volcara en el arte y lo impregnara. Aunque sin la
audacia de sus predecesores, este autor constituye una expectativa en la
gráfica de nuestro país, muy a pesar de su contradictoria expresión oral de
rendir testimonio gráfico de aspectos temporales, cuando no gratuitos.
Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, ACC
Fuente: La Nación. SINABI (2017), p.2B. Publicado el viernes 5 de diciembre, 1986. Revisado por el autor el 11 de mayo, 2018.
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