EVE SONNEMAN: Los siete pecados de Eva
Exposición fotográfica de Eve Sonneman (EUA, n. 1946). 24 obras cibachrome color. Galería Nacional de Arte Contemporáneo, del 12 al 23 de junio, 1985, abierta de martes a domingo a partir de las 10 a.m.
Nuestra renuncia a menudo retórica a considerarnos parte del Tercer Mundo,
ha tenido escaso efecto en los artistas norteamericanos que, a partir de este
año, nos visitan con sus exposiciones en la Galería Nacional de Arte Contemporáneo.
El caso más reciente es el de la fotógrafa neoyorquina, Eve Sonneman, quien,
con 18 años de trabajo, se ha convertido en una de las figuras destacadas de la
fotografía estadounidense como revelan sus dos libros, películas, videos para
televisión, obras en museos como el de Arte Moderno de Nueva York, el Centro
Georges Pompidou en París, así como números artículos publicados sobre ella y
su obra en el New York Times, Newsweek, LIFE y Vogue.
“No todo lo que brilla es oro” repetía mi abuelo,
y el malinchismo curatorial nos ha hecho caer otra vez en una trampa en esta
muestra, que, con buenas intenciones, pero evidente falta de criterio se exhibe
en la capital costarricense.
Los pecados más obvios de Evan, son siete, a saber; 1) Fotos fuera de foco
(la mayoría) con ambigua intencionalidad; 2) Deficiente composición; 3)
Ausencia de unidad de color; 4) Mensaje o contenido opacado por oficio
descuidado y concepto confuso; 5) Los resultados de su empleo del proceso
Cibachrome, recuerdan más la marca Kodak y el filme en Technicolor; 6) La luz
en las fotos ha sido abusada destruyendo las formas y; 7) No hay unidad
conceptual en su recopilación de obras de distintos períodos de su carrera. No
obstante, el recorrido de la muestra recuerda más un “tour de desechos”.
Por otra parte, su celebrado uso del sistema Cibachrome que consiste en
“positivar un positivo” mediante la impresión de una transparencia
(diapositiva) sobre papel positivo ya tuvo en Costa Rica un predecesor hace
casi tres años, el ex vicecanciller Mario Fernández Silva, quien expuso
individualmente fotos en colores resultado de sus experiencias por todo el
mundo, como la señorita Sonneman. El propósito técnico del cibachrome es principalmente preservar más eficientemente la imagen fotográfica original en un formato mayor por mayor tiempo.
Estoy persuadido ahora de que la muestra de Fernández era mucho más digna,
y técnicamente superior por integra y enfocada.
Es cierto como apunta el fotógrafo húngaro Laszlo Moholy Nagy en su libro “La
nueva visión” que la fotografía produce sus propias leyes y no depende de
las opiniones de los críticos de arte, pero también, agrega que el juicio sobre
la fotografía se basa en “unas leyes que constituyen la única medida
válida de sus futuros valores”.
MÁS DEFECTOS QUE CUALIDADES
Una rápida revisión de
esta exposición descubre el irrespeto de la estadounidense a esas leyes. Cuando
la interrogué sobre el hecho de que la mayoría de las fotos estaban fuera de
foco, Sonneman respondió que “no son ningún defecto”. Insistí entonces
inquiriendo si había alguna intención ya que lo la veía, y me reiteró que “están
bien”.
Una nueva lectura de la
muestra reveló más defectos que cualidades, con excepción de dos fotos que
comentaré más adelante, en especial sobre la luz que sabemos creadora de formas
en este arte.
Sin embargo, en “Calle
Hester”, por ejemplo, la atmósfera patética creada por un par de ebrios en
una acera, una mujer tendida en el suelo y un hombre apoyado en la pared es
destruida por una sobreexposición lumínica ene l muro del lado derecho,
distorsionando gratuitamente la intensidad humana y social de su representación
óptica.
En “ceniza volcánica”
donde logra una buena composición – equilibrio de los elementos en manos del
fotógrafo. Se deja descontrolar por los valores de un color verde que
desvirtúan el color gris azulado dominante.
El descuido llega a límites insospechados en el “flashazo” sobre el
rostro de un negro en la obra titulada “figura en trance”.
Otro tanto ocurre en reproducciones insulsas de insectos y chiles picantes, que aparte de estar totalmente desenfocados, no cumplen con el requisito mínimo de ser ilustrativas.
NO TODO ESTÁ PERDIDO
Tres reproducciones, “Mariposas
en plástico”, “Desgarrado” y “Langostas en plástico” nos
hacen pensar que Sonneman no está del todo fuera del mundo la buena fotografía.
La primera no lograr
restringir la interpretación, como sí ocurre con mucha fotografía artística
en color, que como Ansel Adams decía “resultan literales”.
Las mariposas han sido
atrapadas por un artificio humano, el plástico, y congeladas en su movimiento
libre. Aparte de los valores estéticos
tradicionales, cumple con los requisitos mínimos de una buena foto:
composición, foco, movimiento, luz y unidad de color.
En otro nivel se
encuentra “Desangrado” que representa un “collage” de varios
carteles abiertos, por el tiempo y el clima, a la mirada inquieta de un intérprete oportuno. Se encuentra en la tradición de la fotografía de contenido
social y realista.
Las imágenes
reproducidas en la galería por Sonneman crean una gran duda sobre su
profesionalismo, por cuanto permiten sospechar que hubo una subestimación del
medio costarricense a la hora de seleccionar, ampliar e imprimir las imágenes
originales.
La falta de cohesión fotográfica y concepto de Eve Sonneman importuna a quienes reconocen en esta actividad un verdadero arte, con leyes propias, y más aún la tradición fotográfica local representada por profesionales experimentados y creativos que por razones excepcionales, han trocado su obra artística por la “supervivencia”, en muchos casos.
Fuente: La Nación, P. 2B. Publicado el viernes 21 de junio, 1985. Revisado por el autor el 14 de octubre, 2020.
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