MAN YU: Resiliencia distópica

Revisión retrospectiva de la obra y carrera de Man Yu (Kowloon, Hong Kong, n. 1978) 51 obras entre tiza pastel, acuarela, pintura al óleo y al acrílico y técnica mixta. Taller Man Yu, Sabana Oeste, San José Costa Rica. Colección de la artista, colecciones privadas y públicas.

¿Dónde trazamos los límites que diferencian el arte del testimonio personal? ¿Dónde termina la terapia y empieza la expresión artística auténtica? ¿Qué papel juega la intencionalidad? Y no menos importante, ¿Cómo la intencionalidad y la identidad se fusionan en el caso de una artista como la sinocostarricense Man Yu?

Su meteórico ascenso en la escena cultural y su proyección internacional deben mucho al activismo social, su afiliación con el movimiento “queer” y la notoriedad social construida mediante eventos públicos potenciados por medios como el videoarte, el performance y los happenings.

Los que la conocen superficialmente toman nota de su extrovertida vitalidad y fanfarria como si su vida y expresión no pudieran sufrir hiatos emocionales.  Pero ¿Qué hay debajo de esa imagen cuidadosamente creada para el consumo externo? ¿Qué hay debajo de la piel del traje humano en que ha estado enfocada conceptualmente desde el inicio de su carrera artística?

La presente crítica es una aproximación tanto retrospectiva como prospectiva a su vida y obra que se entrelazan como los hilos de una misma cuerda sobre la que como avezada equilibrista camina la autora para sobrevivir, sanar y contribuir.

Esto ni debería resultar ajeno para quienes hemos vivido lo suficiente en este país. De hecho, cuando estudiaba en primaria sufrí “bullying” como muchos otros niños y niñas de mi generación. Como era más alto que el promedio, me lanzaban epítetos e incitaban a levantar los puños a la salida de clases lo que me hacía parte del ciclo de la violencia.

En los sesenta los adultos se mantenían casi siempre al margen y los maestros se enfocaban en sus clases.  Sin embargo, como sobreviviente siempre me intrigaba como los complejos les hacían creer a algunos que tenían licencia para maltratar a quienes eran o parecían diferentes.

Desde entonces he conocido a muchos artistas con un pasado violento que incluso alternaban su vocación artística con el boxeo como medio de subsistencia.  Era como ejercitarse en la violencia como modo de subsistencia para sostener una proyección artística a menudo irregular.

La artista Man Yu con "Prueba final" del 2018. Oleo/tela. Foto: AKEZ

HISTORIA PRESENTE

Man Yu, por su lado, ha experimentado el destierro como parte de una diáspora, el acoso escolar por ser diferente, relaciones abusivas con hombres y mujeres, pobreza, abandono, rechazo y hasta peligro de muerte. 

Nacida en la ciudad amurallada de Kowloon en Hong Kong en 1978, fue la segunda hija de Pik Luen Li Kan quien era contabilista, y Tak Fu Fung Ng, quien había servido en la segunda guerra mundial y se desempeñaba en el montaje de maquinaria industrial.  La inminencia del retorno del protectorado inglés al gobierno comunista chino que se completó en 1997 llevó a sus progenitores a emigrar a Costa Rica en 1987 en busca de seguridad y estabilidad.

Con un pobre dominio del español, un bajo rendimiento académico y estudiando en un claustro católico experimentó la burla y el rechazo de niños y adultos incluidos algunos profesores.  Su respuesta a menudo era encerrarse en el baño escolar y dibujar en puertas y paredes escenas e historias infantiles idealizadas.  Eso la inició en la veta del dibujo y la experimentación con diversos materiales.

Su primera obra fue una pintura al óleo realizada a los nueve años, donde representa una figura humana colgando como un traje de una percha en la pared cerca de una cama.  La joven Man Yu intuitivamente identifica la diferencia entre la apariencia externa – el cuerpo – y la esencia o alma interna en los seres humanos. El color o la supresión de este en soluciones monocromas transmite la distinción entre apariencia y profundidad, entre lo público y lo privado.

La expresión artística se convierte de esta manera en un medio para escapar de su agresivo entorno y pobre desempeño.  Sus padres la castigan quitándole los materiales artísticos que parecían distraerla de sus deberes, al punto que dibujar y pintar se convierten en actividades subrepticias y riesgosas.

Man Yu desarrolla en consecuencia un temperamento rebelde, que le gana eventualmente la expulsión de un centro educativo.  Su educación formal secundaria se desarrollará en un liceo nocturno al lado de un grupo heterogéneo de compañeros entre los que figuraban maleantes y travestis. 

Contra todo pronóstico se gradúa por madurez e ingresa a la universidad a estudiar diseño publicitario, pero a los 21 años se convierte en madre soltera iniciando un tortuoso período de penalidades dentro y fuera del país. 

"Traje humano", 1987. Oleo/tela. Man Yu. Foto: Ooreamuno

DOLOR Y CREATIVIDAD

Sin embargo, toma el consejo de una psicóloga y empieza estudiar pintura de manera independiente con la argentina Nelly Eyo con la que llega a dominar la técnica del dibujo con tiza pastel sobre papel en torno a la figura humana. Luego con el chileno Julio Escámez profundizará en la técnica de la pintura al óleo.

Fruto de su formación autodidacta con los instructores ya citados, completa en el 2005 una serie de diez obras de gran formato en tiza pastel que idealizaban el color, las figuras y los aspectos formales simbólicos de la cultura asiática, principalmente a partir de las geishas de Japón y la Opera tradicional de China. 

La serie titulada “Mujeres de Oriente” se sustentaba en un acercamiento a la identidad cultural y el conflicto perceptual entre culturas en conflicto a lo largo de la historia de Asia y con importantes deudas entre sí.  Los japoneses por ejemplo tomaron un 10% de los ideogramas chinos para su escritura y otro tanto para su habla. Pero sus relaciones estuvieron teñidas por la guerra y la violencia contra la población civil, especialmente la esclavitud sexual como medio de colonización.

Si analizamos las representaciones de geishas japonesas y los intérpretes de la ópera china, encontraremos una similitud notable, ya que las primeras son un tipo de profesional del entretenimiento que, originalmente en su mayoría eran hombres, y en la ópera tradicional los papeles femeninos eran interpretados hasta muy recientemente mayormente por hombres.

Serie "Mujeres de Oriente":  (Izq a Der)"Geisha milenaria", 2004, "Guerra y escenario I", 2005; 
y "Maternidad", 2005", todas en tiza pastel sobre papel. Man Yu. Fotos: AKEZ

Hay más en la realidad de su representación que una mera reminiscencia folclórica que denota origen o afirmación de identidad étnica. A pesar de su inexperiencia conceptual y técnica en esta primera fase de su desarrollo revela una intencionalidad creativa que proviene de ver el mundo con una perspectiva diferente u oblicua como ha señalado el Dr. Nigel Barber.

Según este psicólogo evolucionista “Las personas fuera de los grupos dominantes de la sociedad tienden a tener una perspectiva diferente porque, dado que no crean la forma en que funciona el mundo ni siguen sus normas sociales, pueden criticar la sociedad y verla desde una perspectiva externa u objetiva diferente.  Y parte del mejor arte proviene de un giro de las normas sociales o de lo que ya se ha hecho, ya sea música, pintura, poesía, comedia o moda.” (Psychology Today, 2013)

No obstante, muchos artistas afirman que la creatividad nace de la lucha. Los músicos por ejemplo hablan del desamor como su musa.  Por su parte, muchos pintores han canalizado la depresión; por ejemplo, Salvador Dalí, la bipolaridad en el caso de Pablo Picasso, la ansiedad en Vicent Van Gogh y las alucinaciones en Edvard Munch.

La creatividad se transformó en cada caso en un medio para superar o al menos sublimar la lucha. La conexión de lucha y creatividad, por supuesto, no es exclusiva de un grupo en particular, sea este una minoría étnica y/o ideológicamente beligerante.

"A cántaros", 2007. Tiza pastel/papel. Man Yu. Foto: AKEZ

ESTÉTICA DEL TRAJE HUMANO

El punto de quiebre en la carrera profesional de Man Yu está marcado con tinta indeleble en el 2007, cuando llega a un momento en su naciente carrera en que no logra vender su obra y debe decidir entre buscar un trabajo “normal” o pasar hambre. 

Se encierra entonces varios días a crear sin probar bocado, y produce “A Cántaros”.  Es una obra atípica dibujada con tiza pastel sobre papel que la representa mirando hacia un cielo entenebrecido donde se precipitan personas en lugar de lluvia en una desesperada caída que ni su mano expectante puede conjurar.

Es cuando desarrolla la resiliencia como capacidad para indagar en una estética que preserva un concepto de belleza contracultural en medio de la creciente subjetivización en la producción artística del entorno contemporáneo favorecida por movimientos politizados y subversivos que empezaron con el modernismo. 

Por ello, declara que en todas las decisiones estéticas que toma “lo más importante es recordar la búsqueda de la belleza interna. Considerar y preocuparse por el bienestar de otros seres humanos es lo que nos acerca a la belleza más auténtica”.

"Cuerpo solo hay uno", 2013. Oleo/tela. Man Yu. Foto: AKEZ

La artista rechaza tácitamente la ruta estética analítica iniciada desde el siglo XVIII por filósofos como Edmund Burke que trasladaron la responsabilidad de definir arte y belleza a la percepción subjetiva de los espectadores.  Hoy cosechamos en el medio cultural dominante el fruto de ese pensamiento donde cualquier objeto se considera arte siempre que se encuentre en un lugar previsto al efecto que permita posicionarlo como tal llámese museo, galería o espacio cultural. Por ello, estos objetos tienen un carácter efímero y maleable a los postulados ideológicos de moda.

Man Yu sublima su drama personal enfocándose en la figuración realista a partir del 2010 con base en representaciones en el género del retrato y la anatomía humana que caen dentro de la resiliencia en el arte. Por ello, su trabajo se proyecta a largo plazo, restringiendo lo efímero a los efectos del arte performativo, el happening y el videoarte, no a su obra sustantiva. 

La creciente fisicalidad en sus obras hasta el 2019 sirven, no obstante, el propósito investigar el dualismo de lo visible y lo invisible, lo tangible y lo intangible, lo material y lo espiritual en el ser humano.  Son obras que revelan cuando se analizan detenidamente tanto una estética como una conciencia ética.

Encontramos evidencia de este proceso de investigación en la resiliencia a través de su serie de 28 pinturas realizadas entre el 2013 y el 2019 titulado “Traje Humano” que fue acompañado por dos instalaciones y diversos esfuerzos colaborativos multidisciplinarios en espacios públicos.

La serie que inicia con el óleo sobre tela “Somnolencia” del 2013 plantea un tema dualista recurrente en toda la serie tanto conceptual como formalmente: la realidad alternativa.

"Somnolencia", 2013. Oleo/tela. Man Yu. Foto: AKEZ

Cuando sufrimos un trauma físico el cuerpo recurre al antiguo cerebro reptil para protegernos instintivamente sin que medie el raciocinio. Reaccionamos para sobrevivir.  Cuando el trauma es emocional solemos sublimarlo mediante el sueño o negarlo instintivamente dejando que se filtre sin procesar en distintos momentos críticos de la existencia a lo largo del tiempo.

En palabras de la artista “El Ser es puro, no tiene emociones y solo busca evolucionar, mientras que el cuerpo físico experimenta, toma decisiones, se desbarata en muchas ocasiones”.

Man Yu aparentemente ha procesado sus traumas y ha tomado decisiones que envuelven a sus personajes en un halo de sueño donde sus existencias tienen opciones en realidades alternativas. En estas la vulnerabilidad humana es transformada en sanidad mediante hilos rojos que suturan las heridas que nadie puede ver más allá de la piel como en su obra “Cambio de traje” del 2013 o son liberadas mediante la intervención de terceros como ocurre en el óleo sobre tela de la serie “Liberación” del 2018.

Entre el 2013 y el 2018 somos testigos de una narrativa asincrónica, donde las imágenes se suceden como resultado del procesamiento de cada pérdida, dolor o trauma con el que la artista se reconcilia, indistintamente del tiempo en que esto tiene lugar.

Desde la prisión del cuerpo masculino y el femenino con sus respectivos deseos y necesidades cada ser en el plano bidimensional experimenta en las sombras la transformación de una “Caída” - óleo del 2018 - protegida por la indiferencia de “Ojos que no ven” - óleo del 2013 - o recurren a sucesivos préstamos emocionales y espirituales que piden unas veces o simplemente toman otras. Y por supuesto, se expone la tiranía de las relaciones codependientes que suponen “Prueba final” - óleo del 2018 - para poder “Renacer” - óleo del 2019- en esta o en otra dimensión como nos asegura “El portal” - óleo del 2018. Hay una secuencia emocional no cronológica.

En todo el proceso los personajes no están solos en sus saltos a otras dimensiones o cuando son liberados unas veces y salvados otras por seres cósmicos que actúan como ángeles. En su auxilio acuden con frecuencia una esperanza de origen metafísico.

"Re-nacer", 2019. Oleo/tela. Man Yu. Foto: AKEZ

PSICOTERAPIA Y “ARTE QUEER”

¿Cuánto de lo producido en la serie “Traje Humano” corresponde al uso de los medios de expresión artística como una extensión de la psicoterapia o son correspondencias con el movimiento del llamado “arte queer” del que es parte en distintas colectivas? 

Por una parte, la investigación científica ha confirmado la importancia del arte en la salud mental al demostrar que el arte alivia el estrés, la depresión y la ansiedad en personas de todas las edades, desde niños pequeños hasta adultos mayores. La arteterapia es por ello considerada una profesión de salud mental basada en la evidencia porque crea un espacio seguro para la autorreflexión y la expresión.

Sin embargo, la obra de Man Yu supera las limitaciones de la terapia. Es claro que sufrir traumas no necesariamente nos convierte en artistas competentes, pero enfrentarlos, procesarlos hace una profunda diferencia entre producir arte y hacer terapia mediante medios artísticos. 

La terapia del arte enfatiza el aumento de la conciencia personal y la exploración de ideas a través del proceso creativo mientras el artista por definición puede testimoniar su percepción de la realidad, lo que incluye su mundo interno, pero trascendiéndolo, sanando, no aferrándose a su trastorno o trauma para justificar su contenido final. Al final del día la diferencia estriba en la intencionalidad del creador, es decir en el desarrollo una perspectiva integradora, en la que destaca la íntima relación entre la forma de ser, sentir y actuar.

En el ámbito de la crítica de arte, no estamos interesados en el uso del arte como terapia, sino en lo que la persona puede aportar intencionalmente con integridad para enriquecer el entorno social y cultural mediante su sensibilidad e inteligencia artísticas.  No nos interesa la anécdota personal o para los efectos el trauma o la pérdida sino como el artista trasciende una u otra en su propuesta plástica pública.

Si me he detenido en el análisis de la intersección de la vida de Man Yu con su producción artística, es para advertir la peligrosa facilidad con la que, desde la emergencia del conceptualismo y el posmodernismo, en la segunda mitad del siglo XX, muchos curadores, críticos e historiadores de arte redefinen el propósito del arte como fruto de la terapia psicológica.

"Cambio de traje", 2013. Oleo/tela. Man Yu. Foto: AKEZ

Muchos de estos especialistas acogen también el llamado “arte queer” bajo cuya bandera concurre Man Yu a exposiciones colectivas dentro y fuera del país. El Museo Tate de Londres aventuró una primera definición del “arte queer” en una histórica exhibición retrospectiva en Londres en el 2017 definiendo por primera vez la producción de quienes tenían afinidad con el movimiento LGBTQ+ como: “Arte de imaginería homosexual o lésbica que se basa en los temas que surgieron de las políticas de género e identidad de la década de 1980”.

La polémica definición desató una necesaria discusión, sobre el género que reunía la producción de artistas establecidos como Bacon, Hockney, y Singer Sargent, indistintamente de si su contenido fuera explícitamente reivindicatorio, alusivo a las diferencias de identidad y género y/o preferencias sexuales o no de las luchas de esta minoría. 

La escritora Janet Street-Porter fue una de las que expresó públicamente su preocupación por “nuestra obsesión con la sexualidad está atenuando nuestra capacidad de responder al gran arte y disfrutarlo por lo que es”.

No deja de tener razón ya que agrupar el arte basado en la orientación sexual del artista se parece mucho a una curaduría perezosa, al igual que una muestra de arte de personas negras sin otro tema unificador o justificación sería indignante. 

A quien el artista encuentra atractivo o con quien entabla relaciones románticas no lo hace parte de un club exclusivo que luego crea una similitud subconsciente unilateral. Bueno, a menos que se explote la victimización. Todo club es excluyente, y toda expresión caracterizada mediante factores extra-artísticos está condenada a desarrollar la cultura tóxica del “ghetto”.

"Apego", 2018. Oleo/tela. Man Yu- Foto: AKEZ

Man Yu parece entender el punto, y declara mediante sus obras una feroz independencia y real inclusividad, al no usar su obra como portal terapéutico o panfleto ideológico.

Los ingredientes clave de la niñez en personas creativas como Man Yu son la incertidumbre y la sensación de no encajar del todo con la comunidad que los rodea, esto incluye aquellas que la acogen por su preferencia sexual o convicciones filosóficas.  Por ello, como artista joven ha tenido que luchar constantemente para dar sentido a su mundo y ese esfuerzo la ha ayudado a apreciar las experiencias de otras personas y a respetar las diferencias.

Es una mujer que no está limitada por sus roles como madre, esposa, hija y amiga. Es una artista que no produce para ser encasillada en una tendencia feminista o queer, que quiere ser juzgada por las cualidades de su trabajo no por sus afiliaciones ideológicas o sus alianzas estratégicas.

Es una activista social que está dispuesta a sacrificar todo lo que ha construido por servir a un anciano o a un niño. Y es también una visionaria que resiste la distopía de un mundo venidero totalitario donde la libertad individual cede ante la inteligencia artificial y su robotización.

Es humanamente difícil ser todo a la vez como en su serie “Identidad” del 2019. Cada una de las cuatro autorrepresentaciones lleva una carga emocional y cultural innegable. Progresa desde sus raíces espirituales, a su etnia política, pasando por su identidad adoptiva y su realidad presente como mujer cuya sexualidad no está circunscrita a un acróstico o definida por ser parte de una o varias minorías.

Serie "Identidad": (Izq a Der)"I-IV (Detalles)", 2019. Oleo/tela.  Man Yu. Fotos: AKEZ

FUTURO SUBYACENTE Y DISTÓPICO

Subyace en su producción como extensión del concepto del “Traje Humano” una apasionada crítica del futuro alimentando por lecturas y experiencias como la evolución digital, el metaverso, y el manifiesto ecofeminista cíborg, entre otros. 

Viajero en el tiempo” un acrílico sobre tela del 2021 la muestra ataviada como una trashumante cósmica que explora nuevas fronteras.  Mientras “Eva” un maniquí rosa que fue parte de una instalación en el 2016 fue vestido con declaraciones escritas que anunciaban las contribuciones positivas que el ser humano puede hacer a la humanidad.

Pero, a diferencia de “Eva” su nuevo personaje “EVO” es profundamente humano. Antes de ser representado bidimensionalmente tuvo vida previa en un performance donde un hombre estaba vendado con gaza color "piel", lucía un trasero falso y buscaba encontrar su identidad entre vendas y con pantis en el rostro.

"Evolución de Eva": de un maniquí en la instalación del 2017, a ser vestida con declaraciones asertivas y finalmente transformarse en un pintura bidimensional en el 2023. 
Arreglo fotográfico: Ooreamuno.

En esta nueva realidad alternativa sobre el futuro no tan lejano, Man Yu, muestra a EVO rodeado de bots como los “Mr. Smith” de la serie Matrix con su carencia de alma, insensibilidad, y lealtad ciega a las órdenes superiores.

Esos bots parecen humanos, se ríen y comportan como nosotros, pero nadie sabe que son de otra especie, una que sólo trabaja para el sistema autoritario en detrimento de la humanidad.

En este universo distópico de su nueva fase creativa, la artista nos recuerda que tenemos muchas cualidades, pero a menudo optamos por la indolente ignorancia y la evasión que favorece el consumismo.

Si bien gran parte de la literatura feminista de ciencia ficción procura mediante la crítica distópica adelantar sus demandas o estimular la lucha reivindicativa en el presente, Man Yu toma un giro radical, más no fanático.  No vislumbra el futuro como una panacea ecofeminista donde desaparecen las clases sociales, se elimina el núcleo familiar, el sistema capitalista es sustituido por un híbrido neomarxista y el ser humano se vuelve un mutante digital.  Su preocupación es más universal que sectaria, poner a salvo la libertad y humanidad de hombres y mujeres ante los esfuerzos totalitarios que manipulan la esencia humana en favor de un sistema homogeneizador.

Si bien su obra no es el resultado de la intervención directa o indirecta de la tecnología como ocurre en el arte regenerativo, su mente proyecta en la tela una ambigua fascinación sobre el progreso tecnológico que deshumaniza a la sociedad y produce en el proceso seres vacíos, superficiales, materialistas que viven atrapados añorando sentir algo que ya no pueden describir.

"Familia intergaláctica", 2023. Oleo/tela. Man Yu. Foto: AKEZ

Como he insistido en críticas anteriores es difícil encontrar artistas que puedan abrir su corazón, su mente, su quehacer a la vista de extraños. Y de alguna manera, los críticos somos personas extrañas porque miramos desde fuera la realidad íntima de creadores como Man Yu.

En esta oportunidad hemos podido examinar retrospectivamente su trabajo, de donde viene, y prospectivamente hacia dónde va. En el proceso hemos podido hacer claras distinciones entre su testimonio coetáneo sintonizado con las demandas de sectores minoritarios que priorizan el género y la identidad, y su quehacer propiamente artístico por cuyos méritos quiere ser juzgada sin usar como ventaja sus preferencias sexuales, feminismo y agenda sociocultural.

Su conducta es ciertamente contracultural al separarse intencionalmente de la tendencia local e internacional de movimientos posconceptualistas y ecofeministas que posicionan el drama existencial y el uso de los medios artísticos como terapia por encima del mérito creativo artístico. 

Si separamos el ruido ideológico de las tendencias reivindicativas de moda que permean la comunicación pública de su obra, Man Yu emerge con sustancia conceptual y oficio técnico bajo esa piel como una artista con un potencial artístico ilimitado.

 Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA

Comentarios

Man Yu dijo…
Gracias Juan Carlos Flores por conectarse con la intencionalidad de mi arte. Me siento comprendida 🙏💙 Bendiciones.
Juan Carlos Flores Zuniga dijo…
Con gusto Man Yu. Siempre es un gusto trabajar en estos procesos de revisión crítica con artistas íntegros y consecuentes con el concepto y la disciplina. Adelante amiga. Aun hay mucho por vivir y crear.
Ulises Moraga dijo…
Muy lindo todo lo que expresaste, conocí mucho de Man Yu. Bendiciones por tu arte y forma de ser. 𝓑𝓾𝓮𝓷𝓪𝓪 𝓥𝓲𝓫𝓻𝓪𝓼 𝓟𝓸𝓼𝓲𝓽𝓲𝓿𝓪𝓼 ☯
Heredia María Verito dijo…
Un articulo muy hermoso, que dice mucho a travez de tus obras y que llenas vacios con tus palabras, y del gran Ser Humano que eres a pesar de las dificultades en la vida eres enseñanza grandiosa eres Admiracion total
Luigi Wong dijo…
Hoy por hoy ya es una de nuestras más estacadas artistas plásticas.
Sus propuestas gráficas excepcionales .!
Man Yu dijo…
Así es mi querido amigo, hay mucho más por crecer también. Bendiciones!
Carolina Cartes dijo…
Conocer el arte de Man Yu es conocer una forma diferente de ver la vida. cuando le conocí estaba pasando un proceso muy difícil y su arte puedo decir con toda sinceridad que me salvó. Su arte es resiliente, y conectarse con el es una experiencia increíble. Sin duda toda mi admiración para su maravilloso trabajo y admiración hacia ella como ser humano.
Yesenia Batres Torres dijo…
Excelente crítica, Felicidades Man Yu Man Yu bien lo dijo el Señor Juan Carlos Flores Zuñiga "Man Yu emerge con sustancia conceptual y oficio técnico bajo esa piel como una artista con un potencial artístico ilimitado." Así que adelante, llevando tu mensaje a traves del Arte, sin encasillarte, sin etiquetas, pero siempre inspirandonos a ser nuestra mejor version cada día.
Carito Paz dijo…
Me siento muy orgullosa de ti, es una crítica increíble, gracias por darnos el placer de sentir, de conectar y admirar tan increíble trabajo. Tus obras traspasan, salvan. Gracias por el maravilloso ser humano que eres y por tener un arte tan resiliente.
Alexandro Cordero dijo…
Sin Palabras. Without words we do a deep dive into a soul
Carlos Barboza Vargas dijo…
Interesante crítica sobre la obra de Man Yu y el movimiento Querer. En cuanto a el hostigamiento que ejercen en especial por los mayores en nuestra infancia, al débil o al diferente. Nos obligaba a saber defendernos, es un aprendizaje de la vida, que siempre digo que es como estar en un ring y sigue, los copiones enemigos siguen y véase a un matón de barrio ruso arrasando ciudades ucranianas o comunistas invadiendo Hong Kong, ….etc. Delacroix decía que un cuadro tenía que ser primero un cuadro y después todo lo demás. Tenemos el ejemplo de Toulouse Lautrec, su deformación física no influyó para crear belleza, ni vemos en ella sus inclinaciones sexuales e igual pasa con otros artistas. El arte debe ser universal. Buen sábado Juan Carlos 🖖🤩🤚✍️✍️✍️🥂
Juan Carlos Flores Zuniga dijo…
Es cierto que las circunstancias en nuestro entorno pueden ser hostiles y que dan licencia a muchos para sentirse victimas. Aunque ambos podemos haber experimentado la violencia en cualquiera de sus formas, decidimos levantarnos, seguir adelante y contribuir con lo mejor de nuestras habilidades. El artista autentico procesa su dolor o el ajeno y lo transforma para que contribuya y ensanche el universo de todos. Coincido contigo en que la obra debe primar sobre todo lo demás y es justamente mi argumento al advertir el peligro de que una enfermedad mental o un trauma se canalicen sin procesar victimizando doblemente al autor y su obra. Lo que salva a Man Yu es su rechazo tacito de la solucion terapeutica y su enfoque creativo. Saludos y un fuerte abrazo.
Dianah Lirah dijo…
Muy buena crítica excelente me encantó
Carlos Barboza Vargas dijo…
Juan Carlos Flores Zuñiga tienes razón, cuando voy a un museo o galería y me detengo en los cuadros expuestos sólo pienso si una obra me gusta, no importa el autor, trato de disfrutar de lo que me transmite la pintura, luego veo al autor o si es anónimo. Realmente el pintor hombre viene cuando uno estudia su biografía, su obra es independiente, al igual que sus gustos personales, familia…etc. cuando miro un cuadro de Bacon, por ejemplo, me da lo mismo sus inclinaciones sexuales, su pintura es buena y basta. He pensado un poco en eso del movimiento Queer y en mi obra, por los años setenta pinte cuadros como el Beso de los políticos, borrado de F.B. y otro como el Jardín de Safo, ya lo colgaré a ver que pasa. Buenas tardes noches del sábado Juan Carlos. La artista Man Yu, tiene muy buena mano para el dibujo ✍️ irá madurando en el futuro.
Juan Carlos Flores Zuniga dijo…
Estimado Carlos. Comparto la perspectiva. Me tienen sin cuidado las preferencias de un artista cuando veo su obra. Trato de mirar con libertad y apreciar sin presiones ideológicas. La historia o el testimonio contribuyen solo a posteriori para conocer mas profundamente la relación intima en ser y hacer. Espero ver pronto tu obra en el Museo del Oro. Un abrazo.
Mariano Prado dijo…
Waoo o, excelente documento, felicitaciones a mi querida amiga y artista Man Yu y a mi apreciado amigo y crítico Juan Carlos Flores.
alfonso chase dijo…
me queda claro todos somos man yu ella representa el presente , el pasado , el futuro
Mariano Prado dijo…
Excelente artista, bello ser humano y excelente obra, acompañada de un destacado crítico y su acertado discurso sobre la vida y obra de Man Yu. Felicitaciones a ambos.
Andrea Meersohn dijo…
Muy buen articulo, profundo, serio, que es capaz de visualizar más allá de las tendencias actuales y sumergirse en lo auténtico y personal.

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