IVETTE GUIER SERRANO: Un Nuevo Mundo

Exposición de la ceramista Ivette Guier Serrano. (Costa Rica, n.1950). 51 piezas modeladas en arcilla de Cartago, con torno y sin engobe. Sala Joaquín García Monge. Del 3 al 24 de setiembre de 1985, de martes a domingo.

Pocas técnicas artesanales involucran al autor y su material de forma tan personal e íntima como la cerámica. La comprensión de la naturaleza del material para expresar lo humano y obtener respuesta del espectador es tan determinante aquí como en cualquier arte, en particular la escultura, a la que Ivette Guier se acerca mucho en su exposición.

La funcionalidad es respetada en sus jarrones, platos y tazones sin pretender cruzar los linderos que artificialmente separan el arte de la artesanía. No intenta la senda fácil de algunos colegas que distorsionan la pieza utilitaria para obtener así un efecto artístico.  Es mucho más auténtica al distinguir entre lo funcional, no por ello menor, y lo que no lo es, representado por sus esferas que exploran el principio de la vida y su enfrentamiento existencial por medio de figuras que emergen de ellas.

El arte ciertamente tiene una fuerte base artesanal (destrezas manual y técnica); un uso decorativo, como confirma Henri Matisse con sus cuadros “fauves” (salvajes), y comparte con la artesanía no funcional, como la de Guier un concepto plástico (búsqueda de la verdad) que sólo puede resultar de un proceso de entrega física y espiritual a la creación.

"Sin título", 1985. Cerámica de barro rojo y blanco.

INTENCIONALIDAD

Las esferas de Guier no son accidentes, ni ocurrencias para satisfacer una necesidad o aspiración artística, antes bien resultan de un trabajo de investigación iniciado hace cinco años, al que se suma su práctica como ceramista desde 1975 y sus exposiciones en Francia.

Testimonio su individualidad y entorno mediante una técnica noble, plástica, como la cerámica, y piezas no funcionales (las esferas) que evocan el fin de un mundo viejo cuya unidad espiritual ha sido quebrada al vulnerarse sus valores, miedos y prejuicios, con actos humanos más libres, no por ello mejor ni menos inciertos.

Durante la pasada muestra de profesores de Artes Plásticas de la UCR, en la Plaza de la Cultura, una obra suya, sin título, descolló.  Se trataba del “eslabón” cerámico entre su visión del país de lejos (en Europa) y La de cerca, a su retorno y reencuentro con el medio nacional.

La pieza en cuestión representaba en pequeña escala, un mundo liliputiense de callecitas, casitas campesinas y gente, sobre una esfera cuyo interior ha reventado ante el vacío inexplicable de un mundo que ha muerto, pero al que nadie se lo ha notificado.

Hay una identidad cultural, en tránsito, reflejada por su presente confrontación, la primera individual en el país, por medio de un juego visual con anillos cíclicos y estratigrafías, que figuran en sus tazones, jarrones y platos, así como en sus miniaturas.

"Sin título", 1985. Cerámica de barro rojo y blanco.

EMOCIONES ENCONTRADAS

Estas piezas rodean en un semicírculo funcional el verdadero propósito de la muestra: las esferas-mundos que, progresivamente sobre una estera en el piso revelas diversos enfrentamientos de seres que emergen de ellas hacia la luz de un nuevo universo, inexplicable, que contradictoriamente produce temor y esperanza, castración y solidaridad, etcétera.

Se vale de tintes ocres, oxidados y cerámica de pasta blanca y roja, para crear contrapuntos de color entre las masas primero y los seres, después.  Las esferas, son verdaderos huevos cuyas paredes ceden ante el empuje de figuras abrazadas ante lo exterior, atadas con las manos a las espaldas, esperando benevolencia, o con curiosidad, asomando sus cabezas oscuras (rojas) ante un mundo claro (blanco) que los ha contenido mucho tiempo.

Guier testimonia sin ser pretenciosa, un proceso vital, de génesis, que responde claramente al concepto sobre el que viene trabajando desde hace varios años, pero que ahora muestra públicamente como conjunto.

El placer y el temor a la libertad, la serenidad que da la esperanza, son algunas de las interpretaciones que deja su obra no utilitaria, que la emparenta con la escultura, por el modelado con torno y a mano, y el empleo de una pasta cerámica cuyos ingredientes crean colores.

El hecho creativo ha sido posible merced a que su investigación técnica y conceptual no ha dependido de materia prima y especificaciones foráneas o fórmulas plásticas de moda; antes bien, ha buscado el barro de Cartago, los tintes mayormente locales y su experiencia personal como creadora para ofrecer el trabajo a los demás.

Si salvamos el problema del recorrido museográfico debido a la deficiente iluminación y la ausencia de pedestales, que obligan al público a casi acostarse en el suelo para apreciar las esferas germinales, debemos coincidir en que se trata de una muestra coherente por su autenticidad, que enriquece las posibilidades de expresión artística por medio de la cerámica.

Además, Ivette Guier confirma la debilidad de las separaciones formales entre arte y artesanía, al aprovechar su espíritu creador sin provocar indiferencia con una técnica tradicionalmente artesanal pero noble: la cerámica.

Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC, AICA


Fuente: La Nación. SINABI (2019), p.2B. Publicado el viernes 13 de Setiembre, 1985. Revisado por el autor el 14 de enero, 2019.

Comentarios

Ivette Guier Serrano dijo…
Gracias Juan Carlos, que hermoso este retorno a esta etapa pasada de mi vida. Volver a leer tu apreciación de mi trabajo es refrescante.
Priscilla Bresciani dijo…
Bravo. Que bueno que un colega reconozca en vos tanto talento. Mis respetos.
María Luisa Guevara dijo…
Que cosa más bella. Que descripción tan precisa. Eso denota que tu lenguaje expresivo es muy claro, natural y sencillo y capaz de llegar a muchos.
Anónimo dijo…
Tus amigos siempre supimos de tu talento en estas lides!

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