PINCEL: Arte Degradado

En la presente crítica examinamos el nuevo espacio de documentación cultural privado, de acceso libre, pero con restricciones de calidad y descarga de las imágenes digitalizadas, denominado Pinacoteca de Arte Costarricense, identificada como PINCEL.

Es pertinente desde la perspectiva de la crítica profesional determinar el impacto que pueda tener PINCEL por medio del internet, en favor del arte y la cultura nacional.

En el tráfico cotidiano de las redes, el vocablo COMPARTIR, conlleva una acción poderosa, propia del tiempo y de los sistemas de comunicación actuales.

Motiva a estar informados, a opinar, comentar, emitir juicios de valor, y a confrontarnos como miembros de una comunidad cultural y artística.

(In)formados”, significa estar en constante estado de formación. Se aprende de todos los actos formales e informales cada día. O sea implica estar “en forma” ante la diversidad de construcciones sociales, y una de ellas es el arte, con sus procesos de documentar las acciones de las instituciones culturales, artistas, grupos, investigadores, historiadores, curadores, críticos de arte.


Si lo encontrado es insuficiente, el mismo sistema develará enlaces a blogs, páginas, o palabras claves que permitan desplegar con profundidad lo abordado.



MUSEO O BANCO DE IMÁGENES

La virtualidad, con el uso de la tecnología disponible, permite a cualquier persona interesada en el arte crear su propio museo virtual, potenciarlo en las redes, para ampliar y proyectar su quehacer profesional con o sin fines lucrativos.

La modalidad sería la de un ente abierto en múltiples vías, acrecentado por la interactividad. Permite investigar el contexto, proyectarlo a toda la comunidad, y lo hace con una documentación acorde, profesional, que contribuya a legitimar las acciones observadas.

El factor educativo siempre será eje fundamental, al tratar con adeptos y público: (in)formarlos, empoderarlos, que se sientan confiados y poseedores del conocimiento asimilado o compartido; que el usuario se sume, contribuya a difundirlo y lo proyecte a la estructura social.

En agosto último se lanzó desde la sede del Museo de Arte Costarricense (MAC): Pincel, Pinacoteca Digital de Arte Costarricense, creado por iniciativa de la Licda. María Enriqueta Guardia Yglesias, a la sazón historiadora de arte y miembro de la junta directiva del MAC.

Por definición la Pinacoteca es una galería o museo de pinturas, es decir un espacio destinado a la exposición de obras artísticas de carácter pictórico. 

El término es impreciso y confuso en el presente caso por cuanto PINCEL es un banco de imágenes digitalizadas de obras artísticas que incluyen no solo pintura, sino también escultura, grabado, dibujo y técnicas mixtas además de foto de personas, procesos e instituciones artísticas.

La acción de una pinacoteca, idealmente, contribuye a que el usuario sepa más sobre la historia y actualidad del arte y la cultura del país cuyas obras almacenas digitalmente y debería servir como una herramienta de aprendizaje e investigación tanto para expertos como neófitos.

Por ello, una “pinacoteca digital” debe ser una herramienta tecnológica muy sólida, en tanto es portadora del acervo artístico y cultural cuyas imágenes pone a disposición en línea. Si no representa los valores y fortalezas de nuestra cultura nacional, óptimamente, vana sería su existencia en las redes.

Respecto al valor educativo, al igual que un museo público, en el privado se aprende a:
1.     Formular un registro conceptual de lo propio y la cultura doméstica;
2.     Documentar los fondos o colecciones de las instituciones en las cuales se apoya;
3.     Elaborar un mapeo crítico y conceptual de lo mirado, asimilado u observado, y;

4.     Compartir con agilidad por medios virtuales.
"ESTATUS QUO" DE LA DOCUMENTACIÓN

Al documentar o potenciar un dominio en la web, se requiere que ese espacio sea transparente, ofrezca articulaciones viables, confiables, que permitan al usuario relacionar sistemáticamente las partes entre sí y éstas con el todo.

Una adecuada documentación da rienda suelta al pensamiento creativo, innovador y estimula a profundizar en el estudio del arte, a sacar conclusiones acerca de lo existente en las colecciones públicas y privadas del arte costarricense; y a la vez entreteje los hilos de nuestra historia.

Además, ese bagaje documental debe ser compartible, comprensible, y sus resultados verificables, evaluables, sostenidos o fundamentados, o incluso hasta cuestionados por las observaciones que los usuarios retroalimentan a toda página o blog.

Al documentar, y emerger preguntas, serán siempre necesarias las respuestas. Aspecto que transforma el banco de imágenes artísticas en un ente vivo, que reaccione, responda y desprenda actividades de retroalimentación con el usuario.

Una pinacoteca virtual, o lo que es más preciso para el caso de Pincel, un banco de imágenes de arte debe tener una óptima usabilidad para beneficio de su comunidad de usuarios.  En esto influye definitivamente la arquitectura del sitio web, en tanto posibilita navegar entre sus capas o estratificaciones, y ofrecer lecturas transparentes, que permitan profundizar gradualmente en la lectura.

Hoy en día, cuando la inseguridad ciudadana limita la consulta personal en las bibliotecas, visitar museos o galerías, la existencia de un medio digital que, brinde acceso a la información, al acto de investigar, y hacerlo desde el propio hogar, es muy ventajoso.

Un banco de imágenes digitales de las artes visuales del país es una extensión crucial de las labores de investigación y documentación, para que el arte trascienda, y ofrezca frutos pertinentes.

La documentación fotográfica ofrecida en tales bancos de imagen podría utilizarse en una conferencia o lección, en tesis universitarias, tareas y trabajos extra-clase para los estudiantes de secundaria, apoyando la metodología de aprendizaje.

A un nivel profesional, podría usarse en comentarios o críticas de arte, dando los respectivos créditos al autor, al documentador (Pincel), y al fotógrafo que realizó la toma fotográfica correspondiente.


También, podría servir a los curadores de proyectos expositivos para formular sus abordajes y planear tácticas de acercamiento al tema.

NADAR CONTRA MAREA

Las instituciones culturales nacionales, en particular el Museo de Arte Costarricense, han renunciado tácitamente a la responsabilidad de formar al público y apoyar a los investigadores y críticos de arte al nadar contra la marea de la revolución digital.

En lugar de cumplir como parte de su misión con la exposición del arte costarricense usando sus instalaciones primariamente para la muestra física de las obras de autores históricos y crear medios alternativos para su apreciación en línea, han dejado esa tarea en manos privadas mientras su bodega almacena bienes culturales que son claves para conocer y estudiara profundidad la producción artística local.

La tendencia mundial en materia de bancos de imágenes artísticas digitales, en línea, evidencia un acuerdo entre museólogos, curadores, marchantes, historiadores y críticos de arte, de que COMPARTIR las obras artísticas es prioritario.

Desde el 2013 el “Rijksmuseum” en Amsterdam, Países Bajos, cuya colección incluye obras maestras de Rembrandt, Vermeer, Mondrian y Van Gogh, puso a disposición de cualquier usuario interesado imágenes digitales de alta resolución de 125.000 de las obras en sus colecciones a través de la plataforma “Rijksstudio”, una sección interactiva de su sitio web..


La meta es agregar 40.000 imágenes por año hasta que su entera colección de un millón de obras de arte que cubren ocho siglos esté disponible.  Taco Dibbits, director de colecciones en el “Rijksmuseum”, explica el racional detrás de esta innovación: “Somos una institución pública, así que el arte y los objetos que tenemos, son propiedad de todos”

Y agregó ‘Con la Internet, es muy difícil controlar los derechos de autor o el uso de imágenes así que hemos decidido que la gente tenga acceso a imágenes de alta resolución en lugar de una mala reproducción”

Hasta hace poco, museos y galerías protegían mucho las versiones fotográficas de alta calidad digital, de las obras de arte en sus colecciones, facilitándolas solo a miembros de la prensa, historiadores de arte, académicos y críticos de arte con restricciones sobre cómo podrían ser usadas.

Las razones principales eran mantener control sobre los ingresos potencialmente lucrativos al producir afiches y suvenires y, por otro lado, prevenir que ladrones y falsificadores pudieran hacer copias muy convincentes de obras maestras.

En años recientes, sin embargo, el Proyecto de arte de Google ha comenzado a amasar un archivo global de imágenes con la cooperación de museos, pero el internet ha hecho imposible eliminar la ola de reproducciones de baja resolución por lo que la mayoría de las instituciones culturales alrededor del mundo están repensando su estrategia.

Es claro que las reproducciones digitales de obras de arte no han reducido la asistencia a los museos, todo lo contrario. La disposición de imágenes de alta calidad para compartir libremente ha aumentado el interés por ver los originales.

La “National Gallery” de Londres y el “Smithsonian” en Washington, entregan copias de alta resolución a solicitud de especialistas y críticos de arte, el “Metropolitan Museum” en Nueva York, El Prado en Madrid, el “Rijksmuseum” en Amsterdam, el Louvre en Paris van marcando pauta en la digitalización de sus colecciones y el acceso cada vez más libre a sus bancos de imágenes, permitiendo la descarga sin ningún sello de agua de reproducciones de alta resolución.

Pero esta revolución no se queda allí, porque ahora se busca facilitar el uso de las imágenes por parte de los usuarios en todo tipo de diseños.

Esa es la marea contra la que nadamos en Costa Rica, tanto en el fuero público como en el privado.   Un tema que no se aborda mucho en nuestro contexto es el hecho de que existen colecciones privadas de imágenes de obras artísticas que se guardan para ser usadas exclusivamente en obras y proyectos por parte de sus portadores, y no digo dueños porque el hecho de tener una colección fotográfica de obras de arte no me otorga derechos intelectuales sobre las obras que representan.  

De acuerdo con la normativa internacional en materia de derechos de autor, toda imagen fotográfica de un objeto artístico deja ser propiedad intelectual de quien tomó o posee la foto después de 25 años. 

Esto quiere decir que la mayoría de las imágenes que han estado en posesión de coleccionistas, historiadores y curadores de arte son de dominio público tras ese lapso. La única excepción es cuando la foto es artística, es decir que en lugar de limitarse a representar un objeto artístico determinado es una foto artística. Como Man Ray fotografiando a Picasso y su obra o Cartier Bresson a Giacometti y su obra.

"CONS" DE PINCEL

La plataforma digital PINCEL está muy distante de las propuestas de museos y galerías alrededor del mundo que buscan mejorar el acceso del público interesado al arte mediante bancos de imágenes de alta resolución.

1. Las fotografías subidas a esta plataforma son demasiado pequeñas (en tamaño y resolución), lo cual impide utilizarlas a cabalidad por parte de los usuarios; es decir, que están disponibles sólo para ser vistas en la pantalla, y no son aptas para descarga y proyección por su falta de nitidez.

2. En la esquina de cada foto, en un tamaño muy notorio, colocan un sello de agua o marca con el logotipo del proyecto Pincel, y el nombre de la historiadora que dirige el proyecto.

3. Aunque se hace una distinción en la página web introductoria de Pincel sobre derechos digitales y derechos de autor, debe aclararse que el arte no es propiedad de ninguna persona, excepto del artista o autor.  Una documentación digital profesional no debe desvirtuar la percepción de la obra al colocar sellos u otra simbología sobre su superficie. Esto podría equivaler a una mutilación de la obra de arte.


4.  Estos sellos ubicuos ensucian la comunicación, lo que es central al proyecto de documentación, en tanto pasan a ser componentes de lo que la mirada recibe; la atención se pierde afectando la asimilación y aprendizaje al contemplar la imagen de la obra de arte.

5. Pincel se contradice como fuente de imágenes al impedir la descarga de estas, afectando el principio de COMPARTIR con los demás, el cual es un acto poderoso, humano, y de sensibilidad histórica y social.

6. Demuestra poco rigor en su promesa de organizar científicamente la documentación digital sobre bienes culturales, proceso artístico, trayectoria y vida de los artistas nacionales.

7. Respecto a la información de las fichas de los autores incluidos, se percibe un nivel inapropiado del lenguaje técnico. En las referencias a fechas, quedaron anotaciones de la persona u operador de la página. Esto demuestra prisa o ligereza al desarrollar el proyecto, o que no se cuenta con un control de calidad exhaustivo.



8.   PINCEL aborda en principio obras hasta los años setenta, pero se enlistan algunos artistas que comenzaron a producir hasta los ochenta, (como el caso de la acuarela de Fabio Herrera que figura en la colección de PINCEL, y que no es anterior a los setenta). A su vez, otros artistas relevantes, contemporáneos de Herrera, no fueron incluidos. ¿se debe esto a la vieja actitud local del “amiguismo” o el “favorecimiento de terceros cercanos”? O ¿es sencillamente el resultado de la falta de visión?

Todas estas realidades degradan el trabajo de investigación para esta nueva
página web, clave para levantar la misión de salvaguardar objetivamente los
legados artísticos del país, pero también para fomentar la producción
innovadora, de calidad y que rompa con los estereotipos impuestos por el
mercado del arte y la historia oficial del arte costarricense.

PERCEPCION Y REALIDAD

La percepción crea realidad como hemos aprendido después de casi cuarenta años de servir en la crítica y la investigación artística, por lo que se debe llamar la atención sobre varias percepciones peligrosas:

En primer lugar, se trata de un proyecto privado de una historiadora y curadora de arte costarricense, aunque su lanzamiento se hizo desde los espacios del MAC, y se utilizó la página de Facebook del museo para divulgarlo; esto implica un aval tácito y permanece en la percepción del público de que es un proyecto endosado por el museo.

En segundo lugar, hay visibles favorecimientos, sin justificación crítica profesional.  Por ejemplo, los padres de una autora reconocida desde la perspectiva del arte local son incluidos en PINCEL como artistas a pesar de que su obra no dejo ninguna huella en el arte y la cultura nacional.

En tercer lugar, se confunde la afición al arte con la trayectoria profesional. Nuestro país no necesita en un banco de imágenes artísticas profesional los frutos de un club de señoras pensionadas o amas de casa que les gusta pintar, y cuya práctica fue complaciente.

Desde hace tiempo quedó superada aquella vieja noción de que saber pintar nos hace artistas. La pintura en particular, y también ocurre con las demás disciplinas creativas, es una construcción social que considera variables sociológicas, psicológicas, económicas, políticas, ideológicas, teóricas, filosóficas y de crítica del arte reflejando de hecho el entorno indistintamente del estilo y concepto artístico adoptado.

La selección de temas y autores, en esa página web, se abordan con demasiada porosidad, imprecisión y subjetividad.


Hay evidentes choques de interés al definir limitaciones temporales como el de los años setenta como límite para la inclusión de arte y artistas, ignorando a otros artistas que han aportado al lenguaje y los discursos de punta en el arte, en las décadas siguientes. Sin embargo, resulta paradójico, que se declare un límite sin mayor explicación y se incluya selectivamente autores después de ese plazo temporal.

AUTOEVALUACIÓN

En suma, PINCEL es un proyecto en línea cuestionable, que debería ser revisado y corregido. Toda iniciativa que se sirva de los espacios del MAC para su lanzamiento debe aportar decisivamente al arte y la cultura costarricense.

En el sector artístico urgen insumos de calidad, comunicados con excelencia, para fortalecer las prácticas creativas, pero para esto se requiere de una intervención integral, transparente, óptima en términos tecnológicos, que proyecte y visibilice la producción cultural del país.

Existen otros insumos localmente que sirven de contrapeso a esta iniciativa privada, como el Sistema de Información Cultural, SICULTURA (https://si.cultura.cr ), una instancia del Ministerio de Cultura.


El proyecto de la señora Guardia apunta hacia esos mismos objetivos, creación de una red de comunicación nacional de la cultura, que sustente e impacte la producción y el pensamiento crítico del arte, pero el discurso de su iniciativa requiere una seria autoevaluación de su parte si vamos a tomarlo en serio.

Luis Fernando Quirós Valverde, Autor y Docente
y Juan Carlos Flores Zúñiga, M.A., BSc, CPLC

Comentarios

Anónimo dijo…
Excelente crítica, yo sigo sin entender ciertas directrices o lineamientos a la hora de calificar ( seleccionar ) una obra en el sentido de curadoria de personas ajenas a un entorno “ Local “ sin tener una línea histórica artística , más que por un recorrido expres y tomar ciertos valores y hacer una muestra a veces monótona y sin carácter plural. Es un más de lo mismo.
Lilileth Clemens dijo…
Esplendida critica. Sorprende que los artistas no levanten la voz al cielo por este fragrante abuso.
Alice Gomez dijo…
Oportuna e incisiva crítica que ayuda a discernir el interés artístico del ego personal. Gracias a ambos por su valentía.
Emmanuel Calvo Cannosa dijo…
Una crítica seria, necesaria y oportuna
Leticia Leon dijo…
Que importante ganar perspectiva con respecto a esfuerzos aparentemente positivos pero carentes de autoevaluacion y generosidad
AICA Costa Rica dijo…
Un análisis inteligente y necesario de la oferta que Pincel hace localmente con aliados estatales. Debería revisarse periodicamente.

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